Se dice que el amor no tiene edad, que no importa la edad que tengas si te enamoras, pues es amor eso le ocurrió a Alessandra Rossi una chica de 19 años que cursa su segundo año de universidad, tiene una vida monótona desde la muerte de su madre per...
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𝘼𝙡𝙚𝙨𝙨𝙖𝙣𝙙𝙧𝙖
Jadeante entro y me acerco a la caja, la cajera me da una mirada preocupada
-Buona sera bienvenida a mcdonalds, ¿Qué va a pedir?
Me sorbo la nariz
-Me da un mcflurry de oreo - asiente y anota en la pantalla
- ¿Algo más? - niego - Son 2.99
Arrimo mi bolso en el mesón y saco mi billetera
-Tenga - toma la tarjeta y pasa por el datafast
Sale la factura, me entrega y le firmo
-En unos 5 minutos esta su pedido - asiento y me dirijo al baño
Ya adentro me miro en el espejo y doy miedo, tengo el rímel y el delineador corrido, los ojos hinchados y las mejillas rojas
Estoy hecha basura y me siento una basura, no quiero regresar a mi casa, tengo miedo de regresar, tengo miedo porque mi padre nunca me había puesto una mano encima si hemos discutido, nos hemos gritado, pero nunca me había pegado.
Abro el grifo y me lavo la cara para que se me quite lo negro de la cara, cuando estoy media presentable me seco el rostro y salgo del baño
Me acerco a coger mi helado
-Tenga señorita
-Gracias - agradezco, agarro mi helado y me voy a sentar
No quiero que mi padre comience con los golpes, no quiero pasar por eso nunca
Sin darme cuenta pequeñas lagrimas caen por mis mejillas, pero las limpio rápidamente para que nadie lo note para tratar de calmarme saco mi celular y veo que tengo varias llamadas perdidas de mi padre
Lo ignoro, mejor me como mi helado
Miro a las personas entrar hasta que una persona en particular llama mi atención, esos hombros, esa espalda es Massimo mi profesor
Parece que siente una mirada que voltea, nuestros orbes azules se conectan y por un momento me sonríe, pero su sonrisa se borra
¡Mierda, no quiero que me vea así!
Rápidamente me levanto, agarro mi helado e intento salir, pero como la vida me odia antes de que pueda tomar un taxi Massimo alcanza a tomarme del brazo
-Espere señorita Rossi - su ronca voz inunda mis oídos - ¿Se encuentra bien?
Asiento sin mirarle
-Si profesor - jalo mi brazo para que me suelte, pero no lo hace -¿Me puede soltar por favor?
-Oh si - me suelta - Disculpe
-Bueno yo ya me tengo que ir - sin esperar respuesta comienzo a caminar, pero no doy ni dos pasos porque nuevamente me detiene