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El local estaba repleto de personas, los hermanos no solían salir al exterior desde hace un tiempo pero recordaron lo más importante, pasar tiempo juntos.

Mik Seok tomó entre sus manos el menú, habían muchas cosas que podrían pedir, todas se veían muy apetitosas.

—¿Hay algo que se te antoje, Tae? Recuerda que hace pocos días recibí mi salario por lo tanto puedes pedir cualquier cosa sin preocuparte por el precio, aunque no es como que este lugar venda su comida por mucho dinero.– la chica pensó que por veces decía cosas sin relevancia pero tal vez su comentario entretenía un poco el ambiente.

—Estoy muy indeciso, ¿qué pedirás tú?– quitó de su cara el menú para observar a su hermana, para luego notar tras el hombro de la contraria a dos personas muy conocidas por ambos, rayos, esto no podía suceder, ¿cuál era la probabilidad de que la pareja fuera al mismo lugar que ellos?

—Creo que tal vez pediré una hamburguesa, aunque debo de decir que no tengo mucha hambre. ¿Qué es lo que ves?– estaba a punto de voltearse hasta donde se fijaba su hermano pero este no se lo permitió, la distraería hasta que se fueran, eso estaba totalmente definido.

—N-no es nada.. Eh, creo que pediré lo mismo.– su sonrisa cuadrada se hizo presente, la mayor le miró con una mueca.

—Sí tú lo dices.. Por cierto, iré a pedir la comida, espérame aquí.– se levantó pero el menor volvió a notar que los otros dos estaban justamente a donde se dirigía su hermana ¿destino, qué planeas?

—¡Mik! Por favor, no vayas.

—¿Por qué no?– le miró extrañada.

—Creo que lo mejor será que vayamos a otro local.– no había encontrado otra excusa para interrumpir sus pasos e ir hacia ellos.

—¿Hay algo malo con este local?

Sí, están ellos aquí y te harán daño si los ves.

—No quiero decir eso.. Pero quiero que vayamos a otro sitio.– sentía su cabeza dar vueltas.

Todo es por el bien de mi hermana.

—Mmh, bueno, sí es así, entonces salgamos de aquí.– dijo algo aturdida por la repentina decisión que había tomado el menor, salieron del lugar y el pequeño al fin podía respirar a gusto, estaban a "salvo".

—Pero miren a quien tenemos aquí.– escucharon una voz detrás de ellos, maldito destino.

—¿Jungkook? ¿Qué haces tú aquí?– suspiró, no tenía pensando el encontrarse a ambos y el tan sólo verlos le irritaba de cierta forma.

—¿Qué?, por lo que sé, este es un lugar público, podemos venir si se nos antoja, señorita Mik.– recalcó el podemos, la chica rodó los ojos.

—Sí, lo sé, pero mejor me voy antes de que inicies alguna discusión sin sentido.– tomó del brazo del menor para finalmente retirarse.

—Claro, huye como siempre, cobarde.– murmuró con sorna.

Jimin sólo bajó por un momento la cabeza, no sentía muy justo que Jungkook la tratara de esa forma pero tampoco le defendería, no tenía motivos para hacerlo.

Pero por alguna razón sentía a su conciencia martillarle luego de eso.

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Ahora se encontraban dentro de lo que era su casa, Taehyung se arrepentía por no haber pensado en varias cosas para poder distraer o al menos haberle hecho largarse rápido del local para no verlos, no le gustaba verlos cerca de su hermana, ellos sólo llegaban para burlarse de la mayor o al menos él lo tomaba de esa forma.

Sabía como era el comportamiento de cada uno, tal vez era pequeño pero no tonto, era bastante consciente de cómo le trataban, tal vez Mik no era la indicada para ser defendida, se comportó de una forma no tan correcta pero había cambiado esa parte de sí misma y ahora no les ocasionaba problemas a ellos pero, la cuestión era ¿por que ellos parecían aferrarse a ella para venir a criticarla? no les traía ningún estúpido beneficio.

Esos pensamientos rodeaban en ese instante al menor, la chica sólo podía recordarlos, ya no quería verlos nunca más, no quería que le siguieran recordando lo miserable que llegó a ser o que tal vez seguía siendo.

Sólo, quería un momento de paz, tal vez nunca lograría alejarlos completamente de ellos pero tal vez podrían tener un poco de compresión sobre la situación y no decir nada.

Taehyung paró de pensar tanto en lo que había ocurrido recién, optó por encender la televisión, vería su programa favorito para calmar las ganas de decirles algo a esos dos extraños tristemente conocidos.

—Tae, iré a dormir un rato, me despiertas por si necesitas algo.– avisó levantándose del sofá para caminar hacia el cuarto, el pequeño asintió con una pequeña sonrisa.

La mayor se dedicó a simplemente recostarse en la cama, sus días eran agotadores y eso lo sabía a la perfección, era agotador el ser una adulta y lidiar con los mismos problemas que tuviste alguna vez.

—Mik Seok, ¿cuando aprenderás? Pareces una niña, no tomas razón de la situación, algún día debes de madurar, ¿por qué te tardas tanto?

—Mamá, entiéndeme, quizás no estoy lista.

—¿No estás lista? Espera, creo que me cuentas un muy mal chiste, tienes 18 años, ya deberías de haber conseguido algún trabajo.

—Ya lo conseguiré, dame tiempo.

—Tiempo te he dado de sobra.

—No me es suficiente, mamá.

—Debes de saber utilizarlo, no seas tan inútil.

Sus ojos se cerraban lentamente, disponiéndole a finalmente poder dormir aunque sea un poco, la rutina volvería a repetirse y necesitaba tener energías para ello.

Abrió de repente sus ojos al recordar qué fueron al lugar pero no pudieron pedir nada ni siquiera para comer, tragó saliva levantándose de la cama para tomar su teléfono y pedir una pizza.

Ya podría dormir luego.

Se retiró de su cuarto para caminar hacia donde estaba su pequeño hermano, este comía unas galletas que al parecer habría comprado en su escuela, tal vez mañana pasaría por el supermercado para comprarle más.

No eran personas desoladas que necesitaran quien les mantuviera, no, porque ella estaba ahí para mantener a su hermano y darle todo lo que necesitara, no importaba sino era lo mejor, pero se lo daría, a pesar de tener que aguantar desde ahora, todos los días a su compañero Jungkook.

No importaba si tuviera que seguir viendo esas escenas empalagosas o cuanto se empeñaran en hablar mal de ella, nada de eso importaba si ella permanecía junto a su hermano.

—Pedí pizza.. Vendrán en unos minutos, así que no comas muchas galletas ¿sí?– bromeó dando leves caricias en esos mechones.

El menor asintió sin dejar de ver televisión.

—No quiero crecer.. No quiero ser una adulta amargada como mis papás.

—Es algo por lo que pasarás, Mik, no debes de ser amargada para llamarte una adulta.

—Mis padres dicen que cuando crezca seguiré siendo la misma inmadura de siempre..

—Nunca se sabe, puedes adquirir la madurez a cualquier edad, no es como que ellos la tengan.

—¿Eso crees?

—Sí, por mientras, disfruta de tu infancia, no te preocupes por nada en estos instantes, es mejor ser un ignorante de pequeño a preocuparse de todo cuando aún empiezas en esta vida.

—Gracias, abuela, te quiero.

Te extraño mucho, abuela.









¡Ya te dije que soy Gay! || Park Jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora