Louis Miracle, un chico algo solitario al que le gusta pasar gran parte de su vida en la soledad distrayéndose con diversas cosas, aunque a veces admite que se aburre estando tanto tiempo solo, por suerte él vive en un departamento a dos cuadras del centro sin tanto ruido por parte de los comercios, la gente y los autos.
Además de que vive en el piso quinto, algunas veces disfruta del ruido proveniente por parte del centro, las personas y demás asomándose por el blanco, respirando aire fresco y distrayéndose un poco con lo que la vista llega a ofrecerle.
Otras, simplemente prefiere cerrar las ventanas para apagar el ruido, disfrutar la soledad y hasta poner algo de música para que el ambiente no se sienta tan vacío.
Un chico o joven, como quieran decirle, de tan solo veinte años un poco reciente cumplidos.
Se mudo hace un año a este nuevo departamento luego de pasar toda la vida con sus padres y dos hermanas. Fue un regalo, por así decirlo, por parte de su padre ya que este mismo lugar lo tenían hace muchísimo tiempo, pero nunca fue ocupado por ellos, algunas veces era alquilado por estudiantes o alguna que otra familia.
Así que no había que preocuparse por pagar un alquiler o mantener un contrato.
Era diciembre, segunda semana, el invierno comenzaba a acercarse aún más por las calles frías de Londres, no era su época favorita, lo odiaba y aún más odiaba cuando tenía que salir y darse cuenta que era realmente incomodo tener que caminar con muchísima ropa, aunque a veces se las aguantaba y salía un poco más ligero.
Estaba en la universidad, en su segundo año, los exámenes finales habían terminado la semana pasada y solo le faltaba uno más, específicamente viernes 18 de la próxima semana.
Estudiaba administración de empresas, siempre soñó con la idea de tener su empresa, ser el jefe e incluso además de eso poner su propia cafetería con algunos detalles específicos y cosas específicas.
¿Qué si le fue difícil elegir que estudiar? Oh, claro que sí, una gran presión.
¿Qué si le gustaba? Bueno, la llevaba bastante bien a pesar de todo.
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—Dios... Zayn —dijo soltando un gran suspiro mientras dejaba caer su espalda sobre una gran cama de dos plazas mientras sostenía el teléfono en su oreja derecha hablando con su amigo— ¿Por qué...?
— ¿Cómo que por qué? — exclamo su amigo desde el otro lado de la línea— simplemente no lo hay, quiero que vengas conmigo y punto.
Zayn es su mejor amigo desde tercer año de secundaria, cuando su familia se mudó a Londres por trabajo, fue ahí en que tuvo que empezar desde cero su vida en otra ciudad y otra escuela, el profesor, que tenían en ese entonces, a primera hora le dijo al pelinegro que se sentara al lado del castaño y desde ese momento no dejaron de hablar. Por su puesto que han tenido sus peleas como todos amigos y una relación normal. Van a la misma universidad, la diferencia es que él estudia abogacía.
