Capítulo 4: la paz nunca fue una opción

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-No en mi territorio.

Todos sabían que el gobernador iba a negar que otra raza supere o si acaso igualara a su población. Así que salieron de la habitación a preparar los tanques y las armas de fuego.

-Son animales, varios de ellos poseen garras, veneno...

-¿Tienen armas?-nadie le había respondido- exacto, y si de algún modo un grupo de ellos están venciendo a un grupo de los míos no sigan atacando y huyan.

-¿Qué dice señor?

-Nuestros animales son tremendamente peligrosos, algunos no los podemos vencer; sin embargo, al no tener sentido común pueden llegar a ser muy fáciles de capturar usando nuestra inteligencia: quiero que investiguen la debilidad de cada animal ahora.

El gobernador se levanta de su silla para salir del lugar con el mentón elevado pero con gesto preocupado. Fue notado por su asistente.

-Estos animales son más inteligentes que los animales comunes, pero no podrían ser más inteligentes que esta raza que es perfecta, no pueden ser más listos que yo. Tengo una familia y usted también, y debemos defenderla. Debe dar todo de usted.

El asistente solo afirmo con la cabeza empatizando con el gobernador.

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