Sobrepobladores

Capítulo 12: Todos están invitados a España

En un anoche sin estrellas, pero llenas de destellantes voces y guitarras españolas, las personas y ans ven a la distancia una luz procedente del centro... se acercan.

"Evento Human-an" se lee en un letrero puesto en un arco floreado de campanillas; personas como ans repartían broches de aquella flor invitando a todos a acudir a la plaza del centro. Uno entraba y encontraba una feria, puestos de comida con tortillas de patatas, paellas, gazpachos, fabadas; jarapas, encajes de bolsillos, abanicos; talleres de canto, guitarra y baile. Siendo todos españoles pudieron convivir fluidamente, sentados en una fuente los poetas se dedicaban poemas entre ellos (de la lagartija para el viejo, del muchacho para el ocelote, de la rana para la niña), en una mesa de cenaduría compartían anécdotas divertidas (de aquellos malentendidos, de aquellas garrapatas, de aquellos tropezones, de aquellas caídas de pelo), los maestros del flamenco bailaban en parejas (el hombre con la mona, el coyote con la mujer). Fuegos artificiales en el cielo en media noche, todos elevan la mirada y de repente se oye una voz alta, un discurso que dice: en un mundo amplio cada rincón es un hogar, la sobrerepoblación es una ilusión discriminatoria de exilio.

Media hora después, todos guardan silencio, cada quien tiene un panfleto con la letra; ya sea desde casa, desde un hotel, las afueras de la iglesia, los balcones, las calles y la plaza central donde todos conocían la famosa canción; estaban el dueto humano y una coneja apunto de dirigir la canción. Aquel hombre preparo la guitarra, ambos acercan sus labios al micrófono entrecerrando los ojos. Entre todos entonan:

Con los ojos cerrados ubico a mis amigos, no tengo miedo, podré acercarme más; cuando desvele mi sueño en su voz escucharé uno igual. En la plaza portal, hay un espejo nada más, no hay un cristal, es el marco nada más, pero replica un deseo, repite una voz, ¡una esperanza que voy abrazar!