U N O

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—¡Ey! Ten más cuidado—reparó una señora que llevaba una canasta de mimbre con pan y manzanas en su brazo derecho hacia un chico de cabello castaño que arrastraba una carretilla de madera algo astillada por los bordes con una cantidad insana de verduras y algunos paquetes envueltos en tela y papel que por el olor apostaba que era pescado.

El chico parecía tener complicaciones para llevar ese peso, la mujer lo miró curiosa con el ceño fruncido por un par de segundos hasta que escuchó una risa apenada de parte del chico con lo que relajó un poco su expresión. —¡Lo siento mucho! —exclamó inclinando la cabeza en forma de disculpa con una sonrisa tímida.

—Solo ten más cuidado—dijo la señora haciendo una mueca por la cantidad de cosas que llevaba el chico. El invierno se acercaba y había que guardar comida, pero no creía que todo eso era para él solo, parecía para una familia numerosa y no había muchas en el pueblo. Además de que estaba segura de no haber visto al muchacho antes. —¿No necesitas ayuda con todo eso? ¿A dónde te diriges, muchacho?

El chico la quedó mirando abriendo ligeramente la boca para decir algo, pero luego miró a otro lado. Luego de unos segundos de dudar un poco decidió hablar. —No se preocupe, madame. Me dirijo al bosque, allí es donde vivo —La señora se quedó más intrigada aún —Vivo con mis hermanos pequeños—le dio una sonrisa de boca cerrada esperando que deje de hacer más preguntas.

¿El bosque? El pueblo quedaba cerca de un clan de osos, aunque no eran peligrosos los aldeanos preferían no acercarse mucho. Los osos alfas eran algo agresivos en temporada de celo. El chico no parecía ser un alfa, ni menos un omega, ¿quién es este chico? Además, ¿tiene hermanos?

—¿Cómo te llamas, chico?

—Hong Joong—respondió el castaño levantando nuevamente la carretilla para seguir su camino.

—Espera—la mujer sacó de su canasta una manzana roja y se la tendió, a lo que el castaño la recibió mirando con curiosidad la fruta—, si te encuentras un oso, dale una manzana. Eso te evitará problemas.

Hong Joong sonrió agradecido. —Muchas gracias—Se despidió de la señora y continuó su camino en dirección al bosque.

[~*~]

Hong Joong iba caminando tranquilamente por el sendero que conectaba el pueblo con la costa, aunque para llegar allá era necesaria una caminata de un par de días. Los lados del camino estaban cubiertos de árboles, si mirabas el interior del bosque se podía apreciar la espesura de esta, si te perdías dentro sería muy difícil salir. El viento sopló con delicadeza acariciando el rostro del muchacho alborotando levemente su flequillo, algo que lo hizo sonreír por un momento.

El castaño paraba cada tanto porque algunas verduras peligraban caer del borde de la carretilla y no quería volver a escuchar reclamos por una lechuga cubierta de tierra o una remolacha magullada, esa reprimenda de media hora fue suficiente para él.

Llegó hasta un arce seco el cual poseía tan solo un par de hojas secas en su copa, donde el chico se detuvo cansado. Se estiró un poco para luego tomar un poco de aire observando hacia la espesura del bosque, donde la masa de árboles no dejaba ver nada más que troncos, Hong Joong pensó que el bosque era un buen escondite si querías desaparecer un rato. —¡Woo Young, ven a ayudarme! —exclamó cruzándose de brazos.

Esperó un par de segundos hasta que desde los árboles se escuchó preguntar: —¡¿Trajiste pescado?! —el castaño rodó los ojos ante esta pregunta—¡Si no traes no te ayudo!

—¡Si traje!

Al instante que confirmó se escucharon pisadas rápidas junto con el crujir de algunas ramas y hojas secas, el chico entrecerró los ojos para ver desde donde provenían hasta que sin previo aviso fue tirado al suelo por una masa gris peluda. Al mirar vio un lobo de ojos azabaches mirándolo alegremente con la lengua afuera.

Between the sky and the earth // ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora