El Negociador (AnaObi) [Traducción]<Hal>

Capítulo 2: Libre.

Resumen: Obi-Wan deja la Orden

Obi-Wan estaba sin aliento, caminó lentamente de regreso al hangar, manteniendo su sable de luz azul en la mano, en caso de que se encontrara con un enemigo. Todavía no podía creerlo, pero acababa de matar a un Sith. El Sith que su maestro había enfrentado en Tatooine. Por un momento, pensó que vio su última llegada, pero agradeció a Qui-Gon durante mucho tiempo por permitirle derrotar a su oponente. Había sido difícil derribarlo y llegó allí, es una pequeña victoria, pero una triste victoria, que le hubiera gustado compartir con su maestro.

Todo esto ya se acabó.

Al llegar a los hangares, la Fuerza todavía estaba oscura a su alrededor, siguió su instinto y entró en una cabina, tenía una cosa más que hacer. Tuvo que apoyar a los pilotos de Naboo y ayudarlos a destruir el buque insignia, lo cual no fue fácil, que estaba al nivel de un Jedi. Tenía que detener esta invasión de la federación comercial. Entonces podrá descansar.

 

Padmé no pudo contener su regocijo cuando vio a los droides desactivarse uno por uno y los rostros del enemigo se desfiguraron ante él. Ordenó a sus guardias que los detuvieran y luego caminó hacia los hangares donde aterrizarían sus pilotos, los verdaderos héroes de esta batalla. Como reina, tenía que ir a felicitarlos y agradecerles. Sin ellos, no podría haber ganado.

Tres pilotos aterrizaron en el hangar de una manera poco convencional, pero ¿qué podía decir? Venían de lejos. Todo había dependido de ellos.

Sin embargo, se sorprendió al ver al joven aprendiz Jedi salir de la última cabina, cansado y angustiado. Entonces temió que estuviera herido, sobre todo porque no acudiera a ella, a diferencia de los dos pilotos de Naboos. Después de intercambiar algunas palabras cálidas con ellos, los dejó y se disculpó con su suite, para correr hacia Obi-Wan que estaba sentado contra la pared, detrás de su máquina. Se acercó lentamente a él, temiendo asustarlo, aunque sabía que un Jedi necesitaba mucho para tener miedo.

- ¿Obi Wan? - Preguntó preocupada.

Levantó sus ojos azules hacia ella y se puso de pie.

- Perdóneme, Su Majestad, ha sido un día difícil - se inclinó a modo de disculpa.

- ¿Cómo está?

- Bien - respondió cruzando los brazos detrás de su espalda.

- Mi gente y yo -empezó a decir la mujer -. les debemos mucho, les pediré a nuestros mejores Sanadores que lo cuiden.

- No es necesario, Majestad - protestó el joven.

- Insisto, hizo mucho, me dijeron que fuiste tú quien le dio el golpe fatal al buque insignia.

- Sin la ayuda de tus pilotos, no lo hubiera logrado...

- Y lograste matar al Lord Sith que vino a asesinarme.

- Las noticias viajan rápido - chilló Obi-Wan en respuesta.

Por lo tanto, no estaba acostumbrado a tantos elogios y, sin embargo, Padmé no sabría qué ofrecerle como recompensa por su heroísmo.

- No soy un héroe - dijo como si hubiera adivinado sus pensamientos -. Soy sobre todo un Jedi...

Padmé notó que no parecía convencido de su última frase. Ella frunció el ceño, insegura de lo que eso significaba.