Capitulo IX

577 82 8
                                    

Narra Ciel:

Ahora no solo tengo que liderar con mi fiebre, sino también tengo que soportar al tarado de Soma. Sebastián suele decirme que este tranquilo, que él solo quiero ayudarme, que se quedara por un rato... Supongo que tendré que hacerle caso. En cuanto a él, parece que se llevaba bastante bien con Agni.
Justo hoy tenia más fiebre que de costumbre... Estaba muy mareado y con dolor de cabeza. Soma estaba sentado junto a mi mientras me hablaba de cualquier tontera, pero poco a poco dejaba de oírlo, no por ser malo, sino porque mi fiebre alta me produce alucinaciones, tanto visuales, táctiles y auditivas... Por lo que mis oídos se ponían sordos, como si estuvieran tapados, apenas podía oír cosas, pero no las entendía.
Al parecer, Soma de percato de esto, ya que lo pude ver salir corriendo del cuarto, y a los pocos segundos volver con Sebastián.
El de cabellos azabache y yo nos quedamos solos en la habitación, sentía sus dedos desprendiendo mi los botones de mi camisas para luego deslizala por mis hombros suavemente... Yo estaba mareado, y no tenia el control de mi propio cuerpo como para empujarlo o para siquiera decirle que no quería que él hiciera eso. Al encontrarme semidesnudo, se fue en dirección al baño y logré oír a ruidos sordos caer el agua de la tina, volvió conmigo y dirigió su mano hasta las vendas de mi ojo derecho, no quería que me las quitara, pero era incapaz de pedírselo. Luego me ayudo a levantarme de la cama, creo que me dijo algo, pero no soy capaz de oírlo con claridad.
¿Ya mencioné que las alucinaciones son táctiles? Bueno, por alguna razón, cada vez que mi fiebre está a este punto siento como si estuvieran rasguñando mi piel, como si algunas partes de mi piel se estuvieran quemando o incluso como si caminara en vidrios rotos... Se siente realmente horrible. Pero por alguna razón, aquellos dolores desaparecieron cuando Sebastián rozo sus dedos en mi brazo, pero en su lugar, sentí un escalofrío correr por mi columna vertebral.
Al estar en el baño, este me desnudo completamente y me coloco dentro de la bañera. El agua era relajante, pero aún así, mi fiebre no bajaba. Vi a Sebastián mover sus labios, pero no lo escuchaba no podía leer sus labios. Al poco tiempo, me saco del agua... Yo seguía mareado, sentía como si me estuviera tambaleando, así que apoye mi cabeza en el hombro de Sebastián, quien se había agachado para poder secarme, creo que le dije algo, pero no soy capaz de entender ni lo que yo mismo digo. Me llevo cargando a mi cuarto, me vistió con pijama liviano de tela fina, colocó otros vendas en mi ojo y me dejó recostado en la cama.
Dormite un poco, pero luego volví a despertarme, he estado haciendo lo mismo por un rato.
Mi cuidador solo se encontraba sentado dándome la espalda, él estaba en la punta de la cama. En uno de los momentos en los que me desperté, logré ver cómo de su espalda salía algo, no logré distinguir que era hasta que aquel par de enormes alas negras estuvieron completamente fuera. Eran enormes y oscuras. Me senté silenciosamente y me quise acercar a estas, pero al estar muy mareado me caí, apoyando mi rostro contra la espalda de Sebastián... Este dio un sobresalto, ya que ni me había oído... Coloque mi mano sobre su ala izquierda y comencé a acariciarla, es suave, y huele muy bien. Oi la voz de Sebastián, pero no lo entendí, aunque yo también dije algo, aunque no logre oírme. Coloque mi rostro sobre su ala sin dejar de acariciarla ni un minuto, estaba tan cómodo, tan a gusto... Que quede dormido profundamente.
Al despertar, estaba bien acomodado en mi cama. Mi fiere disminuyó bastante. Sebastián entró a la habitación, se sentó junto a mí y acarició mi cabello, yo solo lo observaba mientras parpadeaba de forma vaga.

Sebastián: ¿Te sientes mejor?

Yo: Un poco.

Lo miraba de manera confundida. Sus alas ¿Fueron producto de mis alucinaciones o fueron un sueño? Creo que mi cerebro me jugó mal después de todo.

Sebastián: ¿Todo bien?

Tarde un segundo en procesar su voz, pero al hacerlos, respondí de manera tranquila y a la vez desanimada.

Yo: Si ¿Me podrías traer agua?

Sebastián: Claro ¿deseas algo más?

Yo: No, solo agua.

Sebastián: Esta bien.

Se levantó y salió lentamente de la habitación. Me senté en la cama mirando hacia abajo, comencé a jugar con mis pulgares, seguía pensando en aquellas gigantescas alas, no soy alguien que cree en los ángeles, pero un humano con alas es la representación que la iglesia nos venden de estos ¿porque lo habré imaginado de esta manera? Tal vez nunca lo sepa, después de todo, nadie controla las alucinaciones. Aunque una parte de mí hubiera deseado que sea real... Estaba tan cómodo y me sentía tan tranquilo, algo que pocas veces siento.
Obcerve por la ventana la enorme luna llena, ahora que lo pienso ¿Que hora es? Tome mi teléfono, el cual estaba en la mesa de luz. Sebastián entró a la habitación con un vaso de agua.

Sebastián: Aquí tiene...

Yo: ¿No se debió acabar ya tu hora de trabajo? ¿Donde están mis padres?

Él pareció sorprendido por mi comentario, pero no tardó mucho en volver a su estado normal y sonreír.

Sebastián: Sus padres están abajo ¿Quiere que le diga que está mejor?

Ahora el que estaba confundido era yo. Mi mirada se vio con un poco de molestia.

Yo: ¡¿Y porque sigues aquí?!

Sebastián: Porque mi trabajo es cuidarte, así que no pensaba irme hasta que mejorases.

Me quedé perplejo. Deje caer mi cuerpo en la cama nuevamente quitando mi vista de aquel hombre y observando a cualquier parte. Senti como él se sentaba a mi lado y comenzaba a acariciar mi rostro.

Sebastián: Incluso si no te gusta o está en contra de sus decisiones, yo tendré que hacer lo que sea mejor para ti.

Yo: Tsk...

Sebastián: No te preocupes... Ya te acostumbrarás a mi presencia.

Su forma de hablar era divertida, pero a la vez molesta. Obviamente, su intención  era fastidiarme.

Yo: Lo dudo.

Me sentía realmente tranquilo junto a él... Ya no tenia fiebre, y no sentía picason en ninguna parte de mi cuerpo, lo cual es realmente agradable.
Después de cenar junto a aquel hombre tonto de cabellos azabache, este se retiró para volver a su casa. Una leve sonrisa de satisfacción se formo en mi rostro, pero no una sonrisa de esas que uno se imagina de alegría, se podría decir que esta era maliciosa, pero no porque soy alguien cruel o porque tenga intenciones malas con Sebastián, solo soy así.

~○~

》THE SICK  BOY《  Black Butler {Sebaciel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora