》THE SICK BOY《 Black Butler {Sebaciel}

Capitulo X

Narrador omnisciente:

Viernes, 14 de Julio del 2017

La familia Phantomhive se encontraba en la sala de espera de "king's College Hospital: Dermatology" (Hospital dermatólogo "King's College")
El señor Vincent está se mostraba tranquilo como siempre, parado junto a su esposa, la señorita Rachel Phantomhive quien estaba un poco más impaciente y nerviosa, el pequeño Ciel Phantomhive solo estaba sentado en una de las sillas mientras movía sus pies, los cuales no llegaban a tocar el suelo. Él no pensaba en nada, solo quería volver a casa. Comenzo a rascar su cuello, donde tenia una pequeña herida rojiza... Herida cuyo origen la familia desconocía.
El doctor abrió la puerta y asomó su cabeza al pasillo, el cual estaba casi vacío.

Doctor: Señor Phantomhive, lamento hacerlos esperar tanto,  por favor pasen.

El menor se bajó de su silla y se acercó a su padre, tomando su mano. La mujer de rubios cabellos estaba apunto de hacerlo tambien,  pero su esposo la observó y rápidamente la detuvo con las siguientes palabras.

Vincent: Cariño, será mejor que nos esperes aquí, yo te aviso luego.

Ella volvió a acomodarse y dio un fuerte respiro tratando de calmarse.

Rachel: Esta bien.

Ellos entraron a la sala del doctor, Malaikat Pembohong... Un hombre joven  de cabellos claros y ojos violetas. Este se sentó en un lado de la mesa y sus acompañantes del lado contrario, quedando así frente a frente.

Dr. Pembohong: Bueno, ya he terminado con los análisis de su hijo, y llegue a la conclusión que lo que el menor está desarrollando es la "psoriasis"

Vincent: ¿Qué es eso?

Dr. Pembohong: En pocas palabras, es una enfermedad de la piel que provoca que ciertas zonas se creen estas escamas y/o lastimados que su hijo a estado desarrollando.

El pequeño solo dirigió una mirada a su padre, este lo acaricio para luego volver a ver al doctor.

Vincent: ¿Esta enfermedad tiene alguna causa?

Dr. Pembohong: No se sabe con exactitud. Pero esto puede causar ardor, picazón, irritación, dilatación en las células de la sangre... Entre otras cosas.

Vincent: ¿En qué parte de su piel puede aparecer?

Dr. Pembohong: En cualquiera, también puede romper sus uñas y provocar infecciones si es que trata de arrancarse las heridas o las rasca muy fuertes, lo mejor sería que no se rasque, solo le dará ardor.

Disimuladamente, el conde apartó la mano del niño de su brazo, el cual lo dejaba de rascar.

Vincent: ¿Existe alguna cura?

Dr. Pembohong: Desgraciadamente, no. Pero puede mantenerla al margen con una serie de tratamientos, no le voy a mentir, son costosos.

Los mayores seguían discutiendo de aquella enfermedad... Pero el menor ya no les estaba prestando atención. Sabia lo que esto significa... Era grave, volvería a estar todo el día en su cuarto solo. Estaba viviendo una pesadilla otra vez... Deseaba que alguien lo tomase de los hombros y lo sacudiera mientras le gritaba para despertar en su casa y descubrir que nada de eso era real... Pero aunque lo desease con toda su alma, eso no pasaría.
Al salir de la habitación, el joven azulino había perdido la sonrisa con la que había salido de su casa. La mujer que los esperaba afuera se puso de pie al verlos, con la curiosidad de saber que había pasado. Pero su hijo solo siguió de largo hasta los brazos de mayordomo, quien lo alzó y se alejaba de sus amos para que estos platicaran. Mientras se alejaban, el pequeño miraba por ensima del hombro de Tanaka a sus padres charlando, vio como su madre comenzaba a llorar y se sentaba nuevamente tapando su rostro con sus manos para ocultar sus lágrimas, mientras que su padre trataba de consolarla, pero sin la sonrisa que solía tener todos los días... La escena le dolió, no lo suficiente como para cambiar aquella mirada inexpresiva que tenia, pero si como para que una silenciosa lágrima cayera de su ojo derecho para correr por su mejilla.
Llegaron al auto, y el mayordomo dejó al menor en el asiento trasero, luego se dirigió al asiento del conductor, donde él iba.
El silencio permanecía intacto, los amos aún no llegaban. Pero aquel momento se cortó por unas tristes palabras.

Ciel: Tanaka, me estoy pudriendo.

El mayor dio un sobresalto y volteó para poder verlo.

Tanaka: Pero por supuesto que no. No vuelva a decir eso.

Ciel: Abuelo, mi cuerpo se está muriendo.

El tono del voz del niño era inocente, pero a la vez trataba de ser serio.

Tanaka: No, mi señorito. Todo estará bien, saldremos de esto. Duerma un rato.

El menor se recostó en el asiento, él era demasiado pequeño, así que podía ponerse realmente cómodo. Sus ojos se entrecerraban lentamente, pero antes de caer en un sueño profundo, pronuncio sus últimas palabras del día, con una voz suave y  cansada.

Ciel: A veces son crueles... Con tal de no perderme no importa si estoy sufriendo, eso es algo egoísta que los seres humanos tenemos.

Sus palabras hirieron, pero más hiriente y doloroso era saber que todo es verdad... Todo era cierto.
El resto del dia, el pequeño Ciel no dijo nada, ni una sola palabra... Y su mirada se mostraba inexpresiva, una mirada que duraría años.

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Tres años desde aquella visita al hospital, muchas cosas habían cambiado desde eso... Los estudios, los tratamientos, los medicamentos, los dolores, las infecciones...
Las únicas cosas que seguían intactas eran aquellas palabras del niño. No las había vuelto a decir, pero las pensaba a diario. Y siguen siendo tan verdaderas como lo fueron aquella vez, he incluso más. Poco a poco su cuerpo comenzaba a pudrirse de tantas heridas y tantos medicamentos, vivía en la agonía misma, y su familia era tan egoísta como para dejarlo ir.
Pero algo nuevo había llegado a él, algo que ni él sabía que tenia. Bueno, aún no lo sabía.
Y es que aunque estuviera muriendo... Él realmete disfrutaba de vivir. Y eso lo descubrirá dentro de poco.

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