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"Pequeña muerte me sacaste un susto"

— Mira, ya llevamos dos años juntos, de verdad siento que me puedo comunicar contigo y tú me comprendes a la perfección aunque somos tan diferentes... Devi... — El hombre de gabardina sacó de su bolsillo una diminuta caja, la chica, ruda y oscura, no pudo evitar contener su emoción al deducir lo que estaba a punto de pasar. — ¿Te casarías...? — La chica soltó una lágrima.

— ¡Si! — El hombre sonrió.

— Conmigo... Devi, me haces el científico más feliz del mundo. El hombre se puso de pie, descubrió su cara y le dio un apasionado beso a la chica quien sonreía de felicidad, ella sentía una calma y una satisfacción que no había experimentado antes, similar al científico, que sentía que con aquella dama no necesitaba ningún premio ni ovación, solo el amor eterno que tenía en sus brazos. Sus miradas se cruzaron, la gente de la galería de arte aplaudía conmovida.

Sin embargo este escenario había causado la amargura y el dolor en el corazón de una persona. Johnny C. tuvo el infortunio de presenciar el espectáculo entre el hombre formal y Devi, la única persona que lo llegó a tratar como un ser humano. Una ruptura de corazón suele ser dolorosa pero para un discapacitado mental como él suelen dejar cicatrices físicas ya sea en uno mismo o en otras personas. Johnny veía al otro hombre con un odio que le quemaba por dentro, apretó los dientes hasta sentir que su cabeza explotaba, imaginó cientos de maneras en las que podría asesinar al desgraciado, sintió más rabia e ira al regresar sus ojos a la chica. Una radiante sonrisa y los ojos cristalinos de pupilas dilatadas le indicó que ella estaba feliz, y era aquel hombre que la hacía estar de esta manera. Nunca lo había mirado así a él ni a nadie ni a nada.

Nny supo que no podía arruinar ese momento. Por más que el quisiera no prodria, no por la cantidad de gente mirando o por el miedo de volver a enfrentar a Devi, era la razón por la que no la había vuelto a ver en años, para que fuera feliz y él solo se iría derrotado con las lagrimas negras de maquillaje corriendo por sus mejillas ignorando que el amor de su vida y, ahora de su muerte, viviría feliz por siempre con un hombre que no era él.

Esta fue la última vez que el no muerto vio a la chica.

— ¿Nny, se te antojan unos waffles? — Se escuchaba una voz lejana. — Johnny, hey. — Zim le chasqueó los dedos cerca de la cara haciendo al mayor reaccionar a su llamado, luego a su alrededor, estaba en una casa acogedora aunque inquietante, con sonidos de un televisor en el fondo y el crocante tono de alimentos cocinándose, era un ambiente demasiado extraño para el considerando su entorno de costumbre.

— ¿Waffles? Me encantaría — Dijo con una grata sonrisa.

— Ya oíste Gir, quiero más waffles ¡Más waffles!

— ¿A propósito, donde estoy?

— Es el mismo lugar, solo que en el piso de arriba. — Dijo Dib con la boca llena de miel.

— ¿Los vampiros pueden comer otras cosas además de sangre? — Dib solo lo miró nervioso sin saber que responder.

— Vamos Dib, dile por que comes miel.

— Este... la miel no es un alimento normal, créeme, soy científico.

— ¿Y que tiene la miel?

— Tiene propiedades... ¿Corrosivas? Y pueden hacerte daño supongo... — Dib invento una excusa muy mal estructurada para que Nny no supiera que se convirtió en vampiro por una nimiedad quitándole su nivel de intimidación actual y para que dejara de hacer más preguntas.

— Fue picado por abejas vampiro. — Nny se empezó a ahogar con su saliva.

— ¡Zim! Se supone que tengo que dar miedo, no risa.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2020 ⏰

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