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P.O.V Número Ocho

Siete años atrás

Mis tacones resonaban sobre el firme piso de mármol, mientras me dirigía hacia el gran laberinto de McDonald’s.

Pare mi andar en el momento que llegue a la entrada para poder quitarme mis tacones y entrar descalza.

Un niño de aproximadamente diez años me miro de pies a cabeza mientras salía de ahí.

―¿No eres demasiado vieja como para entrar al laberinto? ―me pregunto y se cruzo los brazos.

―Para divertirse no hay edad ―conteste, escuchando los gritos de los niños dentro del laberinto.

―¿No has tenido infancia o que? ―desvío su mirada a un lado y me señaló un cartel que había allí― En el cartel dice que tienes que tener de 9 a 12 años para poder entrar. Si te pasas de edad, podrían botarte.

―No tengo problema con eso ―le dije despreocupada.

―¿Eres tonta o te haces? ―me pregunto molesto―. Allí dice que...

―Si se lo que dice ―lo corte y puse mis tacones a un lado. El niño frunció el ceño, señal de estar molesto. Antes de que diga algo, le guiñe un ojo y mi cuerpo comenzó a cambiar.

El vestido que tenia puesto ahora, me quedaba demasiado grande y mi sostén se sintió vacío.

El niño abrió la boca sin poder creérselo y me miro asustado.

―¿En el cartel dice que puedo entrar teniendo 10 años, verdad? ―le pregunte inocentemente―. Y no soy tonta, tu eres el tonto ―le saque la lengua y lo empuje para que me deje entrar.

―¡Mamá! ―exclamó horrorizado y se fue corriendo.

Me tire en la piscina de pelotas de colores y comencé a jugar con ellas.

―¿Jugamos a tirarnos las pelotas? ―gire mi cabeza en dirección de aquella voz aniñada, para ver a una niña de cabello pelirrojo, quien me sonreía.

―Claro, juguemos ―acepte y le tire una pelota a la niña, ella contesto tirándome dos y así sucesivamente.

¿No has tenido infancia o que?

Nunca tuve una infancia. Pero tenia la oportunidad de disfrutar mi poder como se debía.

Cinco me contó sobre que había personas tratando de matarlo para que así el no lograra detener el Apocalipsis. Esas mismas personas fueron los hombres asesinados de Griddy's y el intruso que atacó la Academia. Solo que el intruso no era el único que estaba dentro de la Academia, también se encontraba una mujer, la persona que golpeó mi cabeza y perdí la conciencia por su culpa.

―¿Donde esta Número cinco? ―la enmascarada color rosa ahorcaba a Klaus de una manera tan horrible.

―No pares. Ay... Ya estoy para llegar ―hablo entrecortadamente.

¿Acaso esta teniendo lo que yo estoy creyendo? Moví mi cabeza de un lado a otro, eliminando esos pensamientos.

―¿Está...? ―la mujer dejo la palabra en el aire como si no pudiera creerlo y mi hermano tosió un poco en el momento que dejo de ahorcarlo. 

Número Cinco - Apocalypse [] Cinco & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora