6.1

4.8K 333 16
                                    

EL DIA QUE NO FUE

P.O.V Número Ocho

1968

Diez días encerrada en un maldito y frío hospital. Sólo dirigía sopa y gelatina. Soportando la presencia del médico Dupont.

Pero eso no era lo peor: Klaus esta muerto.

Es horrible asimilarlo, simplemente me niego a que sea así.

Estoy sola. Estancada en una época en donde no pertenezco y ni existo.

―Es extraño ―se escucho su voz y quise en estos momentos estar con la presencia de espíritus de aquel hospital a que compartir aire con el―. ¿Le temes a la oscuridad? Nunca he visto que hayas apago el foco siquiera para poder dormir sin que la luz te molestara.

Deje de mirar la ventana para enfrentarlo.

Camino hacia mi y se ubico frente mío.

―¿Y a ti no? ―le respondí.

En algo tenia razón, nunca apagaba las luces. Seguía temiéndole a la oscuridad y era algo que nunca podre superar por mas que yo lo intentara.

―De niño le temía mucho a la oscuridad ―confeso―. Pero el temor termina cuando lo decides enfrentar.

Sin nada que decir, volví a mirar la ventana, contemplando el atardecer.

Actualmente

Cinco no se encontraba en ningún lado, esta desaparecido desde que fuimos a enfrentar a Hazel y Cha-Cha y no ha asistido a la reunión familiar de está tarde.

―¿Tres días? ―pregunto Allison.

Camino a dirección de Luther y le paso un vaso descartable de café.

―Es lo que dijo Cinco ―contestó el.

Quería localizar a Cinco para darle una gran gritadera, me amarró salvajemente con el cinturón de seguridad cuando estaba a punto de darle su merecido a Cha-Cha.

―Mencionó algo sobre un apocalipsis ahora que lo recuerdo, pero omitió el detalle de la fecha ―Klaus se acomodo sobre el suelo con su café en manos.

Se veía un poco mejor después de lo que pasamos en los 60’s y admiraba su resiliencia.

Diego recibió su café, y ahora que me doy cuenta, tiene un brazo herido.

Me encogí de hombros.

Agradecí a Allison cuando me entrego mi café y le di un sorbo.

―¿Podemos creerle? No se si lo notaron, pero esta un poco ―mi hermana silbo mientras que con su dedo índice daba vueltas al costado de su cabeza, una seña de estar chiflado.

Klaus sonrió, ―Es nuestro loquito.

Me tire sobre el sofá que se encontraba al frente de Klaus y observe a mis hermanos.

―Fue muy convincente ―Luther hablo― y si no intentara detener el apocalipsis esos dos lunáticos no lo perseguirían.

Número Cinco - Apocalypse [] Cinco & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora