3.1

6.2K 381 182
                                    

P.O.V Número Ocho

Cinco años atrás

Mi nombre es Vanya Hargreeves y esta es mi historia.
Nunca fuimos una familia de verdad. Si no una creación de nuestro padre. Familia sólo de nombre pero no de hecho.
Al final, después de la muerte de nuestro hermano Ben, ya no había nada que nos conectara. Solo éramos extraños viviendo bajo el mismo techo, destinados a estar solos, desesperados por atención, dañados por nuestra crianza, atormentados por lo que podríamos a ver sido y fingiendo ser fuerte cuando por dentro estas lleno de miedos. Todos queríamos ser amados por un hombre incapaz de dar amor.
Mi padre nunca perdió la oportunidad de recordarme que yo no era especial. Algo dura de oír para una niña.

Cerré el libro y lo tire a la basura.
Vanya había sido directa y sincera, una verdad que dolia.

Ahora

Suspire frustrada.

No he podido dormir muy bien.

El tema sobre Chicago y el apocalipsis daban vueltas en mi cabeza a cada segundo.

Decidí quedarme y ayudar a Número Cinco.

La vida de muchas personas estaban en nuestras manos y teníamos la oportunidad de evitar el apocalipsis.

El comportamiento de Cinco había sido extraño ayer en la noche, podía percibir que estaba enojado conmigo.

Pero, ¿por qué?

¿Que tuviera muchos miedos en mi interior lo molestaban muchísimo?

Simplemente no podía manejar el miedo contenido en mi y evitar perder el control. Es algo que me cuesta mucho.

Tengo que conversar con el.

Fui a la habitación de Cinco y cuando entre, me sorprendí al ver que se estaba cociendo una herida por debajo de su hombro.

―Oh mierda ―me acerque hacia el y mire su herida―, ¿Que fue lo que paso?

―Me dispararon ―contesto con simpleza mirándome. Alce las cejas para que continúe y el lo entendió―. Fueron agentes que mandaron a matarme.

―¿No que ya habías acabado con ellos en Griddy's? ―pregunte confundida, mientras le ponía una curita a Cinco.

―Te lo explico más tarde. Ahora tenemos que irnos, Número ocho.

―Un momento ―lo detuve.

―Se lo que vas a decir ―pude percibir un destello de culpabilidad por sus hermosos ojos verdes―. Me alegro que hayas decidido quedarte y lo siento por lo que paso anoche.

―La próxima vez que quieras apagar las luces de esa forma, te juro que te quitare los ojos ―amenace.

―Dudo que lo hagas ―hablo― ¿Y... Número ocho?

―¿Qué?

―No habrá próxima vez ―sonrió.

Se separó y fue a ponerse su camisa.

En ese momento me di cuenta que usaba solo un bidivi y que sus brazos delgados estaban a la vista.

Me di la vuelta para que el pueda cambiarse cómodamente.

―No había necesidad que cambiaras tu edad. ―lo escuche decir.

Si. Hoy he cambiado de edad. Quería sentir que era tener trece años de nuevo.

Tenia puesto una falda chillona rosa junto a una blusa blanca. Se me ha reducido las chichis al cambiarme.

Lo bueno de todo, es que el fallo no ha vuelto después de que me fui de la academia, es como si simplemente hubiera desaparecido y agradecí a los Dioses por ello.

Número Cinco - Apocalypse [] Cinco & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora