CAPITULO III

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-¡Mamá! – Tobías salió corriendo hacia su madre para abrazarla, ella cargaba una maleta a su lado y dejaba algunas carteras bastante pesadas en la mesa más cercana.

-¿Mi niño, como te sientes? ¿Por qué no me habías dicho nada? –Hermione se había agachado para abrazar mejor a su hijo, sentía que había pasado mucho tiempo, aunque solo había pasado casi 2 días, Tobías estaba aferrado a su cuello, se sentía como un niño de 5 años. -¿Por qué no me ayudas con las maletas hijo?, así nos vamos a dormir y mañana conversamos mejor, ya es muy tarde.

Tobías, se fue corriendo con todo lo que su pequeñas manos podían, emocionado, estaba con sus padres, como antes.

-¿Qué haces aquí? ¿Y tú futuro esposo? –Pregunto con notorio rencor el mago.

-Camino a México –Respondió la castaña como si no nada, mientras tomaba sus cosas para ir por el mismo camino que se había ido su hijo.

-¿Te dejó? –El tono de burla era algo que Hermione detestaba, mientras estuvieron casados era distinto, porque muy rara vez esos comentarios iban dirigidos a ella, pero desde que se divorciaron pareciera que volvieron a cuando eran alumna-profesor, aun así decidió ignorar su comentario.

-Te iras a dormir al cuarto de Tobías – Comentó como si nada la bruja, subiendo la escalera sin verlo.

El mago que iba detrás de ella, se detuvo automáticamente y cruzo sus brazos en el pecho -¿Qué, por qué yo?

-Porque eres su papá, hago esto por nuestro hijo, no por ti.

-Pero esta es mi casa –Dijo el mayor a la nada, su exesposa ya se había encerrado en el baño, así que no le quedo de otra que ir a su habitación a buscar todo lo que podría necesitar y a decirle a su hijo, que dormiría con su madre en su habitación.

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La mañana siguiente Severus se levantó más temprano que de costumbre, se sentía ansioso, no sabía qué hacer, después de un tiempo estaban los tres nuevamente juntos como familia, estaba consiente que Hermione no iba a pretender ser su esposa, pero por lo menos iban a compartir el desayuno y unos días juntos.

Hermione bajó un tiempo después con la intención de comenzar a preparar el desayuno y se sorprendió ver ya todo en la mesa y a su exesposo sentado tomando su café mientras leía el profeta.

-Buenos días, aquí tienes un poco de té, iré por Tobías para desayunar –Habló el pelinegro, mientras se levantaba y salía de la cocina, tenía su típica mascara de frialdad, pero estaba realmente nervioso, y ella no había durado 2 días a su lado, ella sabía leerlo muy bien y lo menos que quería era que se diera cuenta de lo ansioso que se sentía de tenerla ahí. La bruja se quedó viendo por donde él se había ido, eso sí que no lo había esperado.

Severus regresó con Tobías y desayunaron con total calma, el niño se sentía completo nuevamente. Al terminar, el mago desapareció todo lo de la mesa con un movimiento de varita, para iniciar la tan esperada charla pendiente.

-Mi amor, tu papá me comentó todo lo que ocurrió, entendemos que estés molesto, nunca nos hemos sentado a hablar contigo, pero no puedes hacernos esto, nos preocupamos mucho, pudo pasarte algo hijo, hay magos malos en la calle, tu papá y yo nos moriríamos si algo te pasa mi niño.

-Podemos solucionar las cosas hablando, no podemos permitirte que algo así ocurra nuevamente, no te quitamos el derecho de molestarte, pero aún seguimos siendo tus padres y merecemos respeto. –Si sus exalumnos lo vieran, pensarían que era otra persona, no el murciélago de las mazmorras. -La verdad deberíamos castigarte, pero esta es tu últimas vacaciones antes de irte Hogwarts, así que lo dejaremos pasar.

Tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora