✨ XII ✨

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Observaba a través de la ventanilla del coche como íbamos atravesando las concurridas calles del centro de la ciudad de Seúl con cierta lentitud, debido al tráfico que normalmente había a hora punta.

Aprovechando que en estos momentos el coche se encontraba detenido en un semáforo, fui deslizando mi mirada por las personas que veía al otro lado de cristal, con cierto aire pensativo; a veces, me gustaba imaginarme cómo eran las vidas de esos desconocidos.

¿Tal vez esa mujer vestida de traje haya salido de una entrevista de trabajo? ¿Ese hombre con cabello despeinado habrá dejado a sus hijos en la primaria? ¿Aquellos adolescentes estarán saltándose las clases?

Miles de posibles historias, que podían ser ciertas o solo ser parte mi imaginación, iban apareciendo en mi mente una detrás de otra; era como si se abriera un abanico de posibilidades, como bien suele decir mi madre.

- Elisabeth-shii - al escuchar cómo me nombraban, desvíe mi atención del exterior y mire en dirección hacia el asiento de copiloto, viendo un poco el perfil del manager Seijin ya que me encontraba sentada en uno de los asientos traseros del coche.

- ¿Ne, Seijin-nim? - respondí con voz suave, aunque debo añadir que también un poco somnolienta, ya que aún era algo temprano.

- ¿A qué hora es la cita? - me preguntó, a la vez que me miraba por unos segundos a través del retrovisor.

- Uhm, si no recuerdo mal, creo que era a las nueve y media - respondí, sin estar muy segura de sí mi respuesta era la correcta.

Como quería estar totalmente segura abrí mi bolso, el cual se encontraba encima de mis piernas, y del interior saque aquella carta que me habían enviado del hospital. La volví a abrir con cuidado, para después revisar lo que estaba escrito en ella.

- Ne, es a las nueve y media de la mañana - comenté, con una pequeña sonrisa en mis labios, a la vez que volvía a guardar la carta en el interior de mi bolso.

En cuanto termine de hablar, la luz del semáforo debió de ponerse de color verde, porque volvimos a movernos, siguiendo la calle que nos llevaría hasta nuestro destino.

El motivo por el cual me estaba dirigiendo hacia un hospital, era por qué tenía mi "cita" anual con mi médico. Era algo que llevaba haciendo desde que me hicieron el trasplante; al principio, cuando me encontraba recién operada, me tenían que examinar con más frecuencia, pero mediante ha ido pasando el tiempo, esas consultas se habían ido volviendo cada vez menos hasta llegar a que tan solo tengo que ir una o dos veces al año.

El día de hoy venía a recoger los resultados de la biopsia miocárdica que me habían hecho hace más de una semana, justo el día después de que los chicos se fueran hacia México.

Aunque no era algo que solía decir en voz alta, a veces me entra un poco de miedo cuando voy a este tipo de "consultas"; pero no porque me desagraden los hospitales, los médicos o algo parecido, sino porque temo de que algún día los médicos me den una noticia que estoy segura que no me gustara.

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