capitulo 9

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-Llegamos justo a tiempo. -susurró Elizabeth a Sam, cuando llegaron a la cabaña en el bosque. La luna había bajado un poco de su apogeo, eran exactamente la 1: 30 de la madrugada. Usualmente la manada de Sam, liderada por Charlie, llegaba del bosque del norte a las 3:30 de la madrugada. Así que era bastante temprano para llegar a casa. Elizabeth y Sam entraron a la cabaña si hacer ruido, las luces estaban apagadas, al abrir la chirriante puerta solo se podía observar la tela que Sam tenía por cortina en las ventanas de la cabaña.

-Está muy oscuro Sam.

-Lo sé, tranquila ya enciendo la vela- susurró Sam, él sentía un poco de nervios por haber quebrantado las reglas de Charlie y si el líder se enterará de dicha fechoría le iba a ir mal, y para Sam eso sería como cavar su tumba, puesto que le quitarían el privilegio de resguardar a Elizabeth, él le daba comida, bebida, y posada en su pequeña cabaña polvorienta. Y gracias a eso había conocido el amor ajeno, la amistad que hace años no tenía y por supuesto el cariño que una chica puede darle, aun siendo como su mascota.

Caminando con cuidado por la choza encontró la vela, saco una de sus garras y raspándola con la madera, se creaba un poco de fuego con el cual encendía la vela.

-Listo ya hay luz-le dijo a la chica.

-Gracias.

Ni uno de los dos, se había percatado de la presencia que estaba dentro de la cabaña.

-En ¿Dónde se encontraban? -dijo.

Sam y Elizabeth voltearon al escuchar la voz grave que les hizo la pregunta, Sam a su vez se sorprendió al ver a Charlie parado justo al lado de la puerta abierta.

-Charlie-dijo Sam en un susurro, maldiciéndose en su interior, por que descubrió parte de su fechoría.

-Heme aquí-contesto firma el líder-y les he hecho una pregunta, ¿Dónde han estado ustedes dos?

-Yo... eh... yo. -tartamudeo Elizabeth nerviosa. Charlie emanaba miedo, su mirada podía cohibir hasta al ser más fuerte.

Charlie, era fuerte, su cuerpo robusto y musculoso intimidaba a quien sea, su voz grave al hablar ponía nervioso a cualquiera, era alto, y de piel morena, no temía a nada y tenía capacidad de dominar a quien sea con solo lanzar una mirada, esa mirada hipnotizadora que salía de sus ojos marrones.

-Tú ¿qué Elizabeth? ¿Qué planeas decirme? -interrogo Charlie.

-Yo, quería ver a Joseph-dijo en un susurro agachando la cabeza.

-Joseph Anderson. -susurro Charlie. - ¿Por qué?

-Yo le amo, él me ha protegido de Zach. Durante el tiempo que he estado en Casa Negra.

-Bien. Elizabeth por favor que sea la última vez que te escapas sin permiso, no es seguro, no quiero arriesgare a que Zachary te encuentre y te encierre en la Casa de nuevo.

-Trataré de ser cuidadosa la próxima vez que vaya a Casa Negra para visitar a Joseph. -aseguró Elizabeth.

- ¿Quién dijo que volverás?-interrogo Charlie.

-Bueno yo...-Elizabeth suspiro -pensé que tenía alguna posibilidad de regresar.

-No Elizabeth, no por ahora.

-Pero...-suspiro -yo quiero ver a Joseph, no me importaría que sea una vez a la semana solo quiero verlo, saber cómo esta, él es importante para mí, así como Tamara lo es para ti.

Charlie lo analizo por un momento, si bien Elizabeth tenía el derecho de visitar a Joseph, estaba secuestrada y ella no podía emitir ordenes solo acatarlas, era incoherente, pero analizando a fondo, ella amaba a Joseph como él amaba a Tamara, aquella licántropa de otra manada, y tenía prohibida su relación, sin embargo, Charlie hacia lo que podía para reunirse con ella en los bosques del norte, o irla a visitar a su tierra. Si en algún momento él no la veía sentía cansancio, y se debilitaba, lo mismo pasaría con Elizabeth si ella no veía a Joseph y Joseph no tendría fuerzas para luchar por la custodia de la chica.

The Black House: Amor y Vampiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora