I. ''𝔦'𝔩𝔩 𝔢𝔞𝔱 𝔶𝔬𝔲 𝔴𝔥𝔬𝔩𝔢''

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La niebla parecía verse atenuada mientras más se acercaba... los sonidos estruendosos de sus pasos por la nieve hacían un eco infernal en sus oídos.

Con destreza, se ató el cabello y agarró la ballesta que llevaba consigo. Tal y como le había enseñado su maestro, Bam no dudó en acelerar los pasos hasta posicionarse en el punto estratégico para atacar.

A la vista del cazador nocturno.

Había sido enviado desde Roma hacia un bosque inhóspito de Siberia, Rusia. Donde el vaticano y las autoridades pertinentes se alarmaron cuando comenzaron las incontables desapariciones de hombres y mujeres jóvenes.

Mientras más se acercaba, mas crecía la ansiedad en su cuerpo.

¿Qué rayos estaba ocurriendo? Miró a todos lados, en cada árbol, la nieve estaba quieta y fría en su estado más bello. No aves, no naturaleza. Solo la nieve y la niebla. El espectáculo azul estaba por comenzar.

Uno, dos, tres...

Un vampiro lo observaba desde lo lejos.

... cuatro, cinco, seis...

Los ojos dorados de Bam se cruzaron con un azul frío como el hielo y brillante como una estrella. Eran los ojos del vampiro.

Paralizado, intentó apuntar al enemigo, él cual en un microsegundo estaba a pocos centímetros de él.

—Qué deliciosa sorpresa —dijo el ojizarco mientras acariciaba el rostro del joven—. Tan fuerte, valiente y apuesto...

Con rapidez, el vampiro lanzó el arma del joven a pocos centímetros en la nieve. Se acercó un poco más para poder apreciarlo mejor. Bam estaba estático, sin mostrar ninguna emoción hacía las palabras del pálido chupasangre, simplemente cerró sus ojos.

—Hey, espera —dijo haciendo un puchero—. Yo solo me quería divertir... un rato contigo...

De repente el bosque se inundó en un silencio ensordecedor. Los sentidos del vampiro se agudizaron al sentir un aura extraña emanando del joven. Eran como si liberara unas feromonas especiales.

—Creo que, lamentablemente no podré seguir esto —musitó regalándole una sonrisa torcida al vampiro.

En un abrir y cerrar de ojos, el peliazul cayó en la blanda nieve con el castaño encima. Este ultimo había incrustado una pequeña flecha de plata en las costillas del vampiro. Luego, separó sus piernas a los costados de su torso para retener cualquier movimiento inesperado y penetrarle más la saeta si fuese necesario.

Por otro lado, los ojos índigo del ser bajo su cuerpo lo miraban con sorpresa y encanto. La fuerza del ser humano era especial y pesada. Podía sentir el aire abandonando sus pulmones mientras Bam lo miraba desde unos pocos centímetros arriba con ojos curiosos y expectantes.

—¿Así que es todo esto lo que puede hacer un vampiro como tú? —dijo imitando el tono de voz jocoso que le hizo hace unos momentos—. Soltar tonterías de su boca. Qué decepcionante.

Se estaba burlando de él, sentía un dolor punzante en su cuerpo pero más le ardía el orgullo de estar a merced de un humano. Un humano que apenas tendría menos de la cuarta parte de su edad. Después de haber vivido siglos, nunca se había encontrado con tanto atrevimiento hecho carne. 

—Ja... Si hubiera querido... atacarte de verdad... ya no... quedaría nada... de ti.

—¿Eso crees? —dijo Bam, en tono intimidante al vampiro aumentando la cercanía de sus rostros.

lusty blood; bamkhun ❗ DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora