IV. "𝔲𝔫𝔢𝔵𝔭𝔢𝔠𝔱𝔢𝔡 𝔣𝔢𝔢𝔩𝔦𝔫𝔤𝔰"

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Los tímidos rayos del sol posaban sobre la tierna piel del castaño de manera celestial. Los sonidos lejanos de los animales del bosque no eran impedimento para cortar su sueño profundo. Después de una noche como la de ayer, solo los sonidos del interior del castillo provocaban alguna reacción en él.

Aunque, habían pasado horas y no despertaba.

Sucedieron muchas cosas hasta ahora, alejado de su maestro y en un desconocido lugar... atrapado con un vampiro y posiblemente con sus días contados.

A lo contrario de Khun, quien ya llevaba minutos despierto observando el encanto del hombre que yacía a su lado, se sentía complacido con la situación. Era su primera vez teniendo un humano en cautiverio. No era muy común entre vampiros jugar de esa forma con la vida de las personas. A pesar de ser monstruos, había un código que estipulaba darle una muerte digna y rápida a su presa.

Pero para Khun, Bam no era una presa. Era... algo más. Quería devorarlo pero no quería que desapareciera. Sentía haberlo visto antes... le confesó haberlo visto antes.
Todo de él era muy común para sus sentidos. Su olor, su respiración y hasta sus latidos. Como sus manos derretían su piel, y su mirada calcinaba su conciencia.

Era algo inexplicable pero comprensible a la vez.

Miró de nuevo al humano que ahora le daba la espalda. Sus músculos eran firmes, su piel era tersa y su cabello se regaba por sus hombros de manera exquisita. Bam era todo un banquete.

Pasaron por su mente los recuerdos de la noche de ayer y no pudo evitar sentirse cohibido. Sus mejillas tomaron un color rosa, sintió un leve cosquilleo en su cuerpo, pero no iba permitirse verse de esa forma ahora. No tan temprano en la mañana.

Sacudió la cabeza para poder centrar su atención nuevamente en la divinidad física del joven. Pero sus esfuerzos por no tener pensamientos lujuriosos no dieron frutos.

Quería quitarle la sábana que cubría la parte posterior de su cuerpo, despertarlo. Quería acostarse sobre él y sentirse diminuto, quería que Bam lo tome con fuerza como la noche de ayer. Quería morderlo, chuparlo, quería... comérselo entero. Y que el joven se lo coma a él. Quería cabalgar a Baam, tomar la sangre de su cuello mientras sentía todo su músculo posterior ser engullido por la virilidad del castaño. Quería que lo agarre fuerte de la cintura, que lo someta con fuerza.
La cuestión era que no habría cosa o posición que no quisiera probar con Bam. Sintió en su pecho una nostalgia inexplicable.

Khun se sentó sobre la cama todavía con su mirada posada sobre el humano y sus mejillas ardiendo. Se tomó la cabeza con ambas manos para evitar pensar tales cosas.

—¿Pero qué rayos está pasando conmigo? —susurró.

El murmullo y el brusco movimiento del vampiro al sentarse, hizo efecto en el chico que dormía. Poco a poco fue abriendo los ojos para toparse con la mirada fría y azul de Khun. El dorado sol se topó con el índigo marítimo, pero éste primero no tan cálido como acostumbraba.

Baam se levantó de golpe de la cama. Tirando al suelo la colcha que cubría su desnudez. Miró a todos lados asustado, primero al vampiro, estaba lleno de chupetones en el cuello, su cabello azul despeinado y su mirada confusa. Luego se centró en la cama, estaba hecha un desastre. En el suelo estaban sus ropas. Tenía marcas de cadenas y vestigios de sangre coagulada en su brazo. Era una mordida profunda, dolía un poco. Pero en su cerebro no cabía espacio para eso, en ese momento.

—Hola, Bam... —llegó a decir mirando con sorpresa al humano.

—Y-Yo... ¿q-qué demonios? —estaba asustado, no entendía nada de lo que ocurría a su alrededor.

lusty blood; bamkhun ❗ DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora