Laugh |Laughing Jack|

Capitulo 4

L.Jack's POV:
Cuando salgo de mi caja, espero encontrar a un niño o a una niña mirándome con curiosidad como solía pasarme.
Pero en vez de eso, me encuentro a una adolescente con cara de horror.

-¡ENGENDRO DE SATANÁS!- me grita ella. Nunca me habían llamado así, y no puedo evitar soltar unas carcajadas.

La chica corre desesperadamente lejos de mi. Pobrecita, en serio cree que podrá escapar... Me vuelvo hacia ella y alargo mi brazo, enroscandolo al rededor de su cintura. Ella patalea inútilmente. La vuelvo hacia mi.
-Oh Dios Mío... ¿Qué eres? ¿De dónde saliste? ¿Qué quieres?- Planeaba responderle sarcásticamente, siempre son las mismas preguntas. Pero me detengo. Su cabello... me recuerda a cuando yo era colorido. Lo tenía rojo encendido, igual que ella.

Paso mi mano por el y ella de remueve.
-Rojo...- susurro.
Ignoro lo que susurra y la observo. Los ojos, las facciones y la compleción es como la de Isaac... Ella es como una mezcla entre lo que yo solía ser y Isaac. Es mi pasado encarnado en una mujer.

Siento un dolor en mi pecho, como si me hubiera clavado una navaja ahí. Isaac... Hace mucho que no pensaba en él, y cuando vi a esta chica, el recuerdo de su rostro vino a mi mente.
Suelto a la chica.
-Isaac- sollozo. Lo siento mucho... Te extraño. Cierro los ojos para disipar las lágrimas.

Espera. Jack. La chica esta huyendo. Tu deuda Jack. Eso es lo importante ahora.
Vuelvo a agarrarla con el brazo cuando ya estaba saliendo.

Pero la curiosidad de quien es ella y como es que me recuerda tanto a mi pasado me carcome.
-¿Quien eres?- le pregunto.
-Eh... Venecia- dice chillando.
-Venecia- no me suena. Pareciera que fuera una cruel casualidad encontrármela -Soy Jack, Laughing Jack.

Ella hace una cara estúpida.
-Pero si te llamas como...
-Estaba dentro de la caja, es mía- la interrumpo. Es muy obvio.
-¿Como?

Sería muy arduo explicarle quien soy y todo eso. Así que sólo diré lo básico.
-Soy un ente, por eso no me viste salir a menos de que yo lo deseara- le explico.

Muy bien Jack. Buena excusa. Me felicito mentalmente.

El resto son preguntas tontas.
Lo único que yo quería hacer era observarla. Poseía unos ojos azules celestes, su pelo resaltaba en su cabeza. Sus facciones eran delicadas como las que solía tener Isaac, y su piel era tan pálida como la de él. Irónicamente, vestía ropas coloridas como yo solía hacerlo, es ... como era yo.

Cuando nos quedamos callados. Ella deja de preocuparse por mi presencia y se duerme.
Acaricio su rostro suavemente. No se sí pueda hacerlo.
No. Es decir, tengo que hacerlo. Si él me puso aquí es por algo o es pura coincidencia.
No dijo que yo no podía elegir a quienes tomar.
Pero por alguna razón... No quiero dejarla.

Agarro mi caja y la dejo sobre una mesa. Y me hago invisible a los ojos de Venecia nuevamente.