VIII

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Fue una reunion informal entre Ruve, Aristia y Carsein, un hora del té que tenia mas interés en callar los rumores. En un principio fue un dialogo mas dirigido por las preocupaciones de Ruve, pero cuando los amigos sintieron que era momento de hablar mas seriamente, Ruve fue desechado de la reunion.


El aire parecía frio cuando ambos se quedaron solos y fue la voz de Carsein la que rompió la imaginaria barrera del silencio. 

—Te he amado durante mucho tiempo, pero no puedo hacerlo mas. He dañado mi futuro, una mujer que me esperaba luego de las jornadas de trabajo, que me dejaba mi espacio cuando no podía estar con nadie y no se como arreglarlo.

Las palabras eran aquellas que ella no quería escuchar, sabia que Carsein la amaba, pero su corazón había caído nuevamente con Ruve y el era la persona que ella había elegido para construir un futuro juntos.

—Ella no quiere estar mas en mi vida, se que me equivoque y es el mejor momento para confesar todo lo que sentí por ti

Las lágrimas en los ojos de Carsein comenzaron a salir, sus sentimientos pasados, sus sentimientos en este momento, temores, rencores, todo estaba saliendo de su cuerpo.

Aristia se quedo sentada en su lugar, reflexionando acerca de sus acciones, de lo que provoco no dejar en claro sus sentimientos desde un principio, ahora podía verse como esa figura que destrozo algo que pudo empezar si ella no se hubiera equivocado nuevamente. Pero ella era una persona que se equivocaba, que no era perfecta y en ese instante se sintió la mujer mas despreciable por terminar con la felicidad de un hombre que era su amigo.

—Es culpa de ambos...comentó mientras clavaba sus uñas en sus suaves manos.

—Yo lamento haberte hecho creer algo que nunca podía suceder casi gritó mientras las cálidas lagrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. Aristia fue egoísta y este egoísmo estaba cayendo frente a ella, derrumbando una familia por las acciones de un hombre que tuvo fe en esperar algo de ella. Incluso pensó en aquel otro hombre de cabello verde, ella había lastimado gente en un proceso de sanarse a si misma.

—Somos personas tontas, que necesitan revindicar sus caminos— El pelirrojo peino su cabello antes de mirar nuevamente a los ojos a la persona que era su luz de luna.

—Eres mi primer amor y tengo que dejarte atrás, Aristia siempre serás alguien importante para mi, pero en este momento de nuestra vida, creo que es mejor que no te visite mas, necesito perdonarme

Aristia dejo salir un largo argumento mientras sus palabras se cortaban entre el llanto y la desesperación. Ambos eran tontos, y el fue el mas grande tonto que arruino su futuro. Nunca la culpo, pero ella no dejaba de sentirse así. Sus siguientes acciones fueron decisivas, para que cada uno pudiera perdonarse...


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Annette caminaba lentamente por los senderos alejados de la mansion, a pocos pasos estaban algunos guardias y sirvientas que la acompañaban. Estaba decidida a hacer algo de ejercicio por el bien de su bebé. La bola gorda que estaba en su vientre y se movía felizmente cuando ella ponía delicadamente sus manos en su vientre redondo. 

Estaba pensando en los recuerdos que estaban haciendo juntos y como parecía entender cualquier palabra, un niño inteligente...


La pequeña vida también se movía felizmente cuando sus abuelos tocaban su pequeño hogar, era divertido ver como las cejas del esposo de Ernia se alzaban cuando el hablaba del bebé mientras su esposa tenía sus manos alrededor de la bola. El pequeño se movía al escuchar las palabras de la mujer de cabello blanco, pateando el lugar donde estaba su mano. Pero cuando sonaban las palabras de la voz de su abuelo paterno, su movimiento se detenía, como si no quisiera escuchar su voz o si quizá el sonido no le gustaba. 

Ernia se aprovechaba para burlarse de su marido cuando sucedían esas hechos.

Without your words, I can find my placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora