IV

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I don't want waiting for you!


Una carta secreta fue enviada a la mansion original de los Alford.

Las cejas de los padres se habían alzado al leer el contenido, sus sentimientos eran demasiado confusos. Por un lado estaban muy felices de finalmente convertirse en abuelos, pero lo que conllevo a ése feliz suceso no fue nada grato. En un principio habían considerado a Carsein un buen hombre, pero despues de leer las palabras de su propia hija, no podían dejar de verlo como un hombre tonto, perdido en la luz de luna.


Incluso si su familia estaba dispuesta a divorciar a su hija de los Rass las cosas no serían tan fáciles, en primer lugar el divorcio era un tema casi tabú, su hija podría caer en una posición muy baja después de eso, seguramente la opción, si es que la familia de Rass, aceptaba el divorcio, era que Annette entrara a un monasterio. Pero ellos tampoco querían cortar las alas de su hija de una manera tan cruel. 

Si la familia de su esposo se enteraba que annette estaba llevando al nieto esperado, las cosas serían un poco peores, pues podrían exigir todos los derechos de custodia sobre el niño y eso romperia el corazon de su dulce hija. Pensando sus opciones los padres decidieron contestar la carta de su hija a la brevedad y explicar cuáles eran las posibles consecuencias de todo el asunto. Por supuesto que su dulce madre Alice no se iba a quedar con los brazos atados y haciendo malabares consiguió una reunion con la duquesa Erina.

Ambas eran madres,mujeres con un legado que las marcaba y esas situaciones tenían que ser habladas por las mujeres antes de que las cosas se pusieron mas complicadas. La pobre Annette no necesitaba mas basura en su vida mientras estaba en sus primeros meses de embarazo.


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Mientras Erina estaba tomando un descanso en la casa de su hijo menor, una carta había llegado para ello, firmada por la madre de su querida nuera. La peliazul pensó inocentemente que había algunas buenas noticias, si las cartas estaban dirigidas entre las dos suegras. Pero su feliz sonrisa se borró rápidamente al leer el contenido de la carta. Sus ojos azules se enfurecieron y casi podrías ver a una fiera tratando de salir de su cuerpo.

La mujer estaba echando fuego por la boca, no podía creer las estupideces de su hijo menor, estaba muy molesta con ese acto tan sucio cometido por su hijo. Ella misma no se negó a reconocer que la capacidad de su hijo de arruinar las cosas era grande. 

Erina había presentido hace mucho que su hijo no podía sacar de su corazón a Aristia, pero no culparía a la joven emperatriz,ella le había puesto las cosas claras a su hijo. No podía existir algún otro tipo de relación entre los dos. Pero su tonto hijo, estaba demasiado sumido en sus sentimientos como para arruinar el corazón de otra mujer. Ella misma no podía ver que errores podría cometer Annette, era un mujer muy capaz y filial, se las había arreglado para poner rápidamente a su esposo y a ella en su bolsillo. 

Y ahora estaba en cienta con su precioso nieto creciendo en su vientre, Erina estaba muy molesta, ella quería tomar al bebé y acurrucarlo en sus brazos mientras observaba como la bola de carne hacía dulces ruidos. Ese sueño hermoso tenía que ser destruido por su hijo que hizo que su nuera se alejara con excusas de trabajo.








Without your words, I can find my placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora