XIX

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The beggining of your nightmare 

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Dos figuras se tomaron de las manos en el oscuro balcón, el hombre giro su cuerpo de modo que apretó a la dulce mujer hacia el barandal. La altura ere evidentemente diferente, ella mas baja que el, su cabeza apenas llegaba a su pecho, sus senos se apretaban con sus vientre bien trabajado.

Ambos se abrazaron, perdiéndose entre los brazos del otro, sintiendo que ese momento era único, un momento de esperanza donde estaban solos y nadie podía verlos.

-Te amo susurro el hombre dulcemente, antes de subir sus manos a su barbilla y depositar un tierno beso en la esquina de sus labios moviéndose de manera pecaminosa hacia sus labios, chupo de manera suave el labio inferior rosado, antes de pasar la punta de su lengua por aquellos rechonchos labios.

Ella sonrojada comenzó a dejarse ser, abrió con cuidado sus labios, dándole el espacio para que su juguetona lengua entrara en su boca y pudieran jugar una danza lejos de los ojos indiscretos. El chupo, lamio y acaricio cada pedazo de una pequeña y dulce boca que le pertenecía, estaba perdido en sus besos, en el aroma emanado de su cuerpo, en el sabor del vino dentro de la boca de la mujercita. Un gemido suave llegó a sus oídos cuando la dulce mujer sintió su cuerpo calentarse, el se tragó todos los dulces sonidos que siguieron después de  ese primer estremecedor mensaje...

Cuando el aire alrededor se hizo insoportablemente caliente, ambos se separaron, una fina hebra de hilo plateado brillo con la luz de la luna. 

-Los niños...ellos, el hombre no le dio oportunidad a alguna a la mujer para decir otra cosa antes de levantarla y llevarla al pequeño sillón de la habitación, la acomodo de tal manera que su vientre reposara en el reposabrazos antes de levantarle la falda. La mujer soltó un chillido de sorpresa al notar como el hombre o mejor dicho la bestia detrás de ella rompió su ropa interior. La brisa fresca se coló de manera traviesa a su feminidad y quedo expuesta ante los ojos hambrientos.

-Eres una esposa muy traviesa, vistiendo tales prendas....comentó el hombre jalando con una mano de manera juguetona la liga del que unía la media y el liguero. Mientras que con la otra mano llevaba a su rostro el pedazo de tela que acababa de romper. Su esposa parecía una mujer recatada y conservadora pero siempre lo molestaba llevando ropa pecaminosa bajo los oscuros y santurrones vestidos.

El hombre se guardo el pedazo de ropa en el bolsillo del pantalón antes de colocar sus grandes manos en los glúteos níveos de la mujer, amasando con cuidado los pecaminosos globos y haciendo relajar a la mujer debajo de él. Cuando notó que la respiración de su esposa era mas pesada de los usual, el hombre de manera traviesa decidió darle una palmada al globo níveo, disfrutando como la carne reboto y la mejilla se tornaba en un color rojizo.

-Esposo...jadeo la mujer ante el primer impacto de la gran mano sobre su trasero, el hombre por supuesto no le hizo caso y procedió a agacharse detrás de ella, para ofrecerle el beso del señor a su dulce y coqueta esposa. El ambiente en la habitación se calentó de una manera rápida, mientras se podían escuchar los sonidos de los sorbos del hombre y gemidos lamentables cargados de lujuria de la mujer.


Era una extraña sensación para Carsein en un momento paso de ser el hombre que estaba haciendo gritar de placer a la mujer debajo de el, a ser un espectador que solo podía escuchar los gritos de su lamentable esposa mientras estaba siendo complacida por otro hombre, incluso se olvido de su propia erección, mientras trataba de patear al hombre fuera de su esposa. ¡La estaba mancillando frente a sus ojos!, lamentablemente las cosas no se podían detener y fue un espectador ante semejante espectáculo sexual.

Without your words, I can find my placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora