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I can't go out of this hell 

Parte I


La turbulenta atmósfera cambio de repente esta vez estaba presente en su cuerpo, era el en carne y sangre, pero sus acciones no se coordinaban con sus pensamientos, era como una simple conciencia dentro de un cuerpo que era manipulado por otra persona.

Podía ver como estaba dando ordenes a diestra y siniestra y la legion de caballeros finalmente rodeo el lugar, un viejo monasterio. El lugar se encontraba silencioso y solo la madre superiora y el sacerdote principal habían salido del lugar. 

-Por ordenes de su majestad, ¡se requiere la presencia de Annette Alford! su voz era atronadora y no pudo detenerse. Tenia miedo de lo que seguiría después de enunciar el nombre de su tan amada esposa.

Las personas que se encontraban frente a ellos, se negaron a darles a la mujer, inventando un montón de mentiras para que no se llevaran a un mujer que había decidido mantener su cuerpo puro y entregar su vida a las labores religiosas.

Sin importar lo que sentía acerca de la situación, sus labios se movieron nuevamente y dio algunas órdenes que no se parecían en nada a lo que el realmente haría.  Gritos de mujeres y cosas rotas sonaron de inmediato, el silencio se quebró en algunos segundos y los pasos atronadores de los caballeros se hicieron presentes.

Pero evidentemente no eran los únicos en el lugar algunos minutos después mientras él y su equipo todavía estaban buscando rastros de la dichosa mujer. Luego de ver que las cosas iban muy enserio la madre superiora fue la soplona y a cambio de detener sus acciones brutales, los hombres enseguida comenzaron su marchar para hallar el camino que la joven había tomado. El tomo su corcel y se apresuro a seguir el camino mas obvio que una mujer como ella pudiera tomar.

No tardo demasiado tiempo en encontrar la figura encapuchada que caminaba de manera rápida cerca de uno de los senderos mas solitarios fuera del monasterio. Cuando los sonidos de los caballos se hicieron mas atronadores, la figura comenzó a correr, como esperando poder salvarse de su destino.

Por supuesto que las cosas no eran como la mujer hubiera imaginado y tras una carrera poco fructuosa, la mujer fue detenida por el mismo. Su esposa, su mujer estaba frente a el y le miraba con miedo, de sus grandes ojos comenzaron a salir lagrimas tal cristales, brillando un poco con la luz del atardecer. Su Annette gritaba mientras el la ataba como un prisionero de guerra, como si fuera un traidor, su cuerpo jamás pudo detener sus acciones ante el dolor de su pecho.

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-Alford Annette de acuerdo a la ley del imperio ha sido elegida como concubina de su majestad. La ley aclara que como tal, que podrá ejercer solo acciones que lleven al bien del imperio, su jerarquía será menor que la de su majestad la emperatriz. 

-No podrá visitar a sus familiares y en dado caso de que la concubina quiera estar con su familia, serán recibidos en el palacio y serán en todo momento supervisados bajo los caballeros.

-Según lo establecido por la corte imperial, será vigilada en su primera noche con su majestad para comprobar la legitimidad de su pureza

Luego de esa frase, los sentimientos de Carsein se movieron de manera furiosa, el quería llevarse en ese instante a su mujer. Todo era una pesadilla y esperaba que al momento de pellizcar su pierna pudiera "despertar" o moverse de inmediato para sacar a la mujer que amaba de ese lugar.

Era terrorífico ver el paisaje frente a el, comprendió en el viaje de regreso al imperio que en ese maldito lugar, Aristia solo pudo dar a luz a una niña, pero era muy débil, no era una persona que fuera elegible para ser reina en un futuro. Con todas las cosas en su contra, Aristia había aceptado que Ruve tuviera una concubina y bajo muchas intrigas y el movimiento de manos de la emperatriz, Aristia encontró una mujer que no codiciaba el reino, que no codiciaba a Ruve que había optado por un estilo de vida lleno de tranquilidad. 

Perdida entre sus miedos y sus acciones, Aristia había sido egoísta y eligió a una mujer que poco estaba interesada en su marido. Lamentablemente esa acción, solo causo el dolor de una persona.


Cuando conciba al heredero de su majestad, será entonces llevada al palacio del oeste, donde será resguardada y cuidada bajo las manos de los mejores médicos del reino. 

La mujer estaba arrodillada frente al emperador de cabello azul y fríos ojos del mismo tono y la emperatriz de largos cabellos plateados y tristes ojos ambarinos, con gemidos lamentables y llenos de desesperación, mientras escuchaba toda la lista de la orden real.

Carsein podía notar la incomodidad de Aristia, sus ojos estaban dolidos, y no sabia si era por las palabras del vocero real o por la mujer que era tan lamentable frente a sus pies. La rabia ardía en su pecho, el deseo de proteger a su ser querido, podía considerarse el hombre mas tonto del mundo. ¿Era ese un castigo? algún dios había decidido castigarlo por sus acciones, ¿Por qué no podía levantarse?








Without your words, I can find my placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora