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Oakland, California es una de las ciudades más peligrosas de Estados Unidos, la razón por la que he decidido vivir aquí es por mis estudios. Por mis buenas calificaciones en la preparatoria Bull Stone, me he ganado una beca para venir a estudiar a la universidad Wright Hall aquí en Oakland.

Había escuchado atrocidades de esta ciudad, feminicidios, suicidios, homicidios y un sinfín de cosas horribles, es una ciudad con personas perversas, aunque nunca se sabe con quién te vas a encontrar, personalmente yo espero no encontrarme ni relacionarme con una de esas personas.

Termine de sacar todo lo que había en las cajas, hace una semana que me mude aquí y hoy termine de desempacar, gracias a dios, mi madre se empeñó en mandarme cuadros y más cachivaches para decorar.

Mañana entraba a la universidad, es mi primer año en ella y estoy feliz, tengo muchas ganas de conocer gente nueva, siempre y cuando no sean malas personas ni malas influencias.

Mire todo mi departamento para asegurarme de que todo andaba en su lugar, cuando un fuerte ruido me saco de mis pensamientos, provenía de la puerta, alguien la tocaba desesperadamente, fruncí en ceño, no estoy esperando visitas, me acerque a ella para abrirla con nerviosismo.

Unos ojos marrones me miraban amistosamente.

– ¡Hola! – Hablo la voz chillona de la chica.

– Hola – Le sonreí cálidamente.

– Te traje esta canasta de dulces de bienvenida – Me extendió una canasta decorada con lazos brillantes hermosos lleno de dulces. Sonreí.

– Gracias – Tomé la canasta – Me encantan los dulces – Mire brevemente la canasta.

– A todos nos gustan los dulces – Rio de oreja a oreja. Tenía una hermosa sonrisa – Perdón por no haber pasado antes, trabajo y además debo cuidar de mi bebe.

– Oh, no te preocupes – Le sonreí ampliamente.

–  ¿Cómo te llamas?

– Brooke, Brooke Johnson.

Debbie Murray, un gusto – Me extendió la mano – Te vez muy joven, ¿Vives aquí tu sola?

– Sí, tengo diecinueve, mis padres me mandaron a vivir sola ya que estoy un poco “grandecita” para vivir con ellos – Hice una mueca – Y tu, ¿Vives sola?

– Si, vivo con mi esposo.

– Pero – Pensé bien lo que iba a decir, no quería hacerla sentir incomoda – ¿No eres muy joven para estar casada? Digo, te ves muy joven – Le sonreí con nerviosismo. Su semblante se desfiguro.

– Cometí un error y lo estoy pagado – Sonrió tristemente.

– Oh – Baje brevemente la cabeza pensando palabras para entablar una conversación – Oh, pero que grosera soy, pasa – Me hice a un lado para que ella entrara.

Al entrar observo todo analíticamente.

– No he terminado de decorar – Cerré la puerta con mi pie ya que tenía la canasta en las manos – Si me permites, debo dejar esta canasta en otro sitio que no sean mis brazos – Le sonreí con gracia. Fui a la cocina y la deje encima del desayunador. – Y dime – La invite a sentarse en el sofá – Cuéntame de ti, ¿En que trabajas?

– Soy ingeniera informática – Me sonrió – Desde niña me ha encantado eso de la tecnología – Me sonrió emocionada – Y tú, ¿Trabajas o qué?

–  Estudio publicidad, es mi primer año – Me emocioné.

– Esa es una buena carrera, muy divertida.

– Si, jamás te aburres estudiándola – Le sonreí divertida – ¿Y qué edad tiene tu hijo o hija?

– Cumplió un año ayer – Sonrió orgullosa. De repente su rostro se desfiguró – Ya es muy tarde, mi marido llegara pronto y si no me ve en casa me mata – Se paró nerviosa del sofá.

– ¿Podemos vernos mañana? Me ha encantado hablar contigo – La acompañe a la puerta y trate de calmarla.

– Claro, adiós – Salió corriendo por la puerta.

Cerré la puerta y di media vuelta para ver una vez más mi departamento, había colgado los cuadros que me había regalado mi madre y los otros cachivaches, pero hacían falta más cosas, tome una hoja de papel y un bolígrafo y observe detenidamente todo mi departamento y apunte las cosas que hacían falta, incluida la comida. De repente el teléfono comenzó a sonar, me acerque a él y lo tome.

–  ¿Hola?

– Brooke – Hablo la voz de mi hermano George detrás de la línea – Te extraño hermanita.

– George – Sonreí de oreja a oreja – Tonto, yo también te extraño – Hice un puchero.

– El sábado iré a visitarte.

– Aquí te espero – Reí como niña chiquita.

– ¿Y cómo va todo por ahí, no te has topado con maleantes? – Hablo burlonamente. Él sabía lo cobarde que era frente a esas personas.

– No –Hice una mueca – Lo preguntas para molestarme, ¿Verdad? – Arrugué la nariz.

Si – Escuche una carcajada de su parte – No entiendo porque le tienes miedo a esos tipos, son todos unos babosos jugando a ser los chicos malos para que lo respeten – Bufó.

– Para ti eso es juego, para mí no. Son personas reales, peligrosas y sin conciencia.

– Eres una miedosa, Brooke – Se burló.

– Hablamos luego, George – Colgué antes de que se despidiera.

George es mi hermano mayor, tiene vientitres años y es ingeniero de vuelo en Washington, es muy diferente a mí, por eso siempre estamos peleamos y discutimos, él es valiente, yo cobarde, yo me preocupo muchísimo por mis calificaciones y él lo coge suave, la verdad es que no se ni entiendo como él ha llegado a donde esta si es un haragán profesional.

Me dirigí a mi habitación y me acosté mi cama, estaba cansada, tan cansada que sin darme cuenta caí en un profundo sueño.

Damnific ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora