Suspire profundo y volví a tomar el ratón del ordenador, abrí el editor de imágenes, estaba elaborando una imagen corporativa de una institución que tengo que representar mañana en la universidad, llevo toda la noche en esto, he buscado en internet ideas de cómo llamar mi creación, pero nada. Me siento ridícula.
Ya cansada apague el ordenador y eché mi cabeza para atrás, tendré que pedirle una prórroga al maestro, pero no puedo decirle que es porque no tengo un nombre, pensara que es algo estúpido y me cancelara el trabajo poniéndome una mala calificación.
Suspire profundo y mire el reloj, 21:30, es temprano. Me pare de golpe de la silla y me dirigí a mi habitación por un abrigo. Necesitaba salir, así quizás se refresque mi mente y las ideas lleguen.
El clima era templado, muchas personas andaban animadamente por la calle, la verdad es que veía mucho movimiento para ser un lunes, entonces vi la razón por la que toda esta gente anda por aquí vestidos extravagantemente o con luces de neón cubrir su cuerpo, había una fiesta en la única casa del sector. Seguro vivía un adolescente hijo de papi y mami chico malo. Bah.
De repente choque con una persona, esta llevaba un vaso con algo dentro que se desparramó por toda mi ropa.
– Fíjate por donde caminas, estúpida – Gruño una voz masculina.
– Yo creo que eres tú el que debe… – Levante la mirada encontrándome con una gran figura masculina mirándome enojado – Hunter…
Sus labios fruncidos se convirtieron en una sonrisa después de oír su nombre salir de mis labios.
– Brooke – Se comenzó acercar a mí, provocando que mis pies se enredaran. – ¿Qué haces por aquí?
– Yo solo pasaba... por aquí – Tartamudeé.
Con una sonrisa todavía en sus labios comenzó a retroceder.
– ¿Quieres pasar un rato? – Hizo un ademan hacia la casa con su cabeza.
– No, yo… tengo cosas que hacer – Sonreí.
– Te vas a divertir, preciosa – Se acercó a mí, esta vez más cerca, podía oler su exquisito perfume – También debes cambiarte de ropa, está haciendo frio y tu casa está lejos – Curvo sus labios hacia un lado.
– Tienes razón – Baje la mirada y aclare mi garganta – ¿Tú no tienes frio? – Pregunte divertida, llevaba una camisa negra desabrochada, unos vaqueros apretados del mismo color y unas botas de cuero negro.
– A mí no me da frio.
Fruncí el ceño – A todos nos da frio, ¿Por qué a ti no?.
– A mí no me da frio – Repitió Todavía no me dices si vas a pasar.
– No gracias, es tarde y mañana debo ir a la universidad.
– Solo será unos minutos, preciosa.
– Ya dije que no.
Su semblante cambio convirtiéndose a uno serio.
– Eres la primera rubia aburrida que conozco – Dijo con el tono de voz serio.
Bufe – No soy aburrida.
– Claro que sí.
– Que no.
– Que sí.
Suspire – No voy a perder mi tiempo discutiendo contigo por algo insignificante. Hasta luego, Hunter – Me di la vuelta dispuesta a regresar a mi casa cuando su voz atrajo mi atención.
– Mañana iré a buscarte a la universidad.
Me volteé y camine hacia el – ¿Por qué? – Cruce mis brazos sobre mi pecho.
– Ese sector es peligroso.
Reí desviando la mirada – Primero dices que no pasan taxis y ahora que el sector donde se encuentra la universidad más prestigiosa de Oakland es peligroso. ¿Ahora que me dirás? ¿Qué eres un criminal psicópata?
Sus hombros se tensaron, sus puños se cerraron.
– No – Dijo con voz solemne – Es enserio, ese lugar es peligroso.
– Adiós – Di una vuelta y comencé a caminar.
– Hazme caso, Brooke, si quieres sobrevivir en esta ciudad.
No hice caso a sus palabras y seguí caminando hacia mi casa. Al llegar inmediatamente me di un baño y me acosté a dormir.
(…)
– ¡Oye, Brooke! – Escuche una voz femenina llamándome – ¡Espera! – Rogaba aquella voz. Me detuve – Quería pedirte un favor – Sonrió la chica pelinegra que tenía en frente – ¿Podría ir a tu casa para que me ayudes en unas cosas que no entendí hoy en la clase? Te lo agradecería mucho.
– Claro – Sonreí con amabilidad.
– Gracias, gracias – Me dio un abrazo – Me pasas tu dirección por mensaje – Me sonrió y salió corriendo rápido arreglando su mochila en su hombro.
Salí de la universidad y comencé a caminar rápido hacia mi casa antes de que apareciera Hunter, que a decir verdad es raro.
– ¿Tratas de evitarme? – Su voz sonó detrás de mí, sentí mi cuerpo estremecerse. Me volteé y le dedique una sonrisa inocente.
– No, solo tengo algo importante que hacer y no podía perder el tiempo esperándote.
Se acercó a mí con pasos peligrosos, provocando que mi corazón se acelerara y mis mejillas se tiñeran de un color rosado pálido
– Siempre llego puntual, esperarme no sería una pérdida de tiempo, Brooke – Contesto con voz solemne.
Aclare mi garganta a la vez que daba un paso atrás – Discúlpame, pero debo irme – Di una vuelta y seguí caminando, ahora con pasos torpes, su presencia me ponía nerviosa.
– Bien, yo iré detrás de ti admirando tu perfecto trasero – Dijo descaradamente, abrí los ojos como platos y me detuve en seco.
– ¿Qué has dicho? – Pregunte ahora sonrojada por el enojo.
Sonrió de costado – Que tienes un perfecto trasero.
– Idiota – Apreté los dientes.
– Soy honesto, bebe, me gusta decir las cosas como son – Su sonrisa se amplió.
– Hay cosas que no se deben decir.
– ¿Quién lo dice? – Enarco una de sus abundantes cejas.
Suspire irritada y seguí caminando ahora más rápido para evitar que mirara mi trasero. Sentí como me tomaron del brazo y me jalaron suavemente, sin violencia.
– Perdón, no debí decir eso – Dijo serio.
– Perdonado, ahora suéltame, tengo cosas más importantes que hacer – Conteste, seguía enojada.
– Deja que te lleve a tu casa.
– No entiendo cuál es tu empeño en llevarme a mi casa, yo se llegar sola.
– Solo quiero protegerte de este sector.
– ¿Por qué tú me protegerías?
– Solo trato de ser amigable – Se había enojado – Pero veo que contigo no se puede ni hablar – Me soltó y me dio la espalda para comenzar a caminar.
Suspire profundo y seguí mi camino, ahora yo era la que me sentía idiota, lo había tratado mal, debía pedirle perdón, es una de las primeras personas que se me ha acercado desde que me mude aquí y no me gusta tener enemigos, y menos en una ciudad como esta, donde no sabes quién es quién y lo que están dispuestos hacer.
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Perdon por la tardanza, he estado muy ocupada.