Loveless.
Había pasado un mes, Horacio me tuvo vigilado en cada momento y se encargaba de ir a buscarme al Vanilla para que no tuviera que pasar por esto, le repetí unos largos días que por favor dejara de hacerlo, que no era necesario pero el seguía aterrado por mi salud y yo estaba loco por poder salir solo y atraer personas, pero con osito cerca, acechando cada interacción no podía hacer nada.
-Horacio, ya paso un mes... No es necesario que sigas viniéndome a buscar al trabajo o saliendo conmigo, estas descuidando tu relación con Claudio y hasta donde sabia llevas dos semanas sin verlo- La mirada del chico con cresta se apago unos momentos escuchando mis palabras, ambos sabíamos que era una realidad y me daba algo de pena que se sienta en la necesidad de vigilarme por algo que yo mismo me había hecho pero ¿Qué debería hacer?
-Pero... No puedo dejarte solo, no quiero que volver a verte pasar por eso-
-Horacio, debemos intentar vivir nuestra vida de la mejor forma y tu no puedes dejar de lado todo simplemente porque me paso algo, pasamos por cosas peores- No me hacia ni un poco de gracia tener que recuperar los recuerdos de las calles y menos de nuestra antigua ciudad pero debía buscar la forma de quitarme de encima al chico de cresta de alguna manera.
Tuvimos una larga conversación sobre como debía cuidarme y que si me pasaba algo lo llamara sin dudar entre otras cosas, luego de eso se fue con Claudio eso quiere decir que hoy no vuelve a casa, lo que me da paso a poder salir libremente, divertirme como lo necesito hace un mes y la verdad debo mentir si digo que no pensé en comerme a mi pobre hermano que me ama como a nada en la vida, solo de pensar en su suave piel siendo desgarrada por mis dientes mientras escucho como llora o grita me pone los pelos de punta y mi corazón suplica por no hacer jamás algo como eso con Horacio pero los instintos mas bajos no piensan lo mismo, mas de una noche me encontré en algún bar buscando una victima como mi amado hermanito pero luego de comer todos estos instintos se borran con facilidad al igual que el deseo.
Caminaba bajo los hermosos rayos del sol de una suave tarde, mientras algunas luces de la ciudad ya comienzan a encenderse mostrando que la noche se viene, hoy es un día viernes por suerte así que los bares estarán llenos de personas y solo por mero capricho deseo poder tocar una chica sus suaves labios, su hermosa y tercia piel me obligan a desearlas aun mas. Entre en el famoso Tequila de la ciudad, con cuidado miro a las personas en las esquinas solas porque son los mas fáciles de llevar pero no veo nadie muy interesante pero entre toda la carne posible noto una hermosa chica, de cabello no tan largo castaño y con unos hermosos ojos que no me decido si son miel o verdes "¿Ella es la escogida?" la voz en mi cabeza estaba conforme con mi elección y sobre todo porque nuestra hermosa chica lleva un vestido negro corto, de esos que a muchos hombres les deja poco para imaginar pero ella no me interesa de alguna forma sexual y mucho menos la miro por su belleza, sino porque su piel algo bronceada me muestra ningún tipo de tatuaje "¿Esto es tan importante para ti?" Susurras suave en mi oído como si estuvieras conmigo y yo solo puedo sonreír suavemente para no llamar mucho la atención. Camino lentamente hacia la barra del lugar para pedir un Martini de frambuesa, mas que nada por lo dulce del trago pues no tenia ganas de beber algo mas fuerte como un whisky, yo no soy Jack para tomar eso como si fuera agua todos los días. Camino lento hacia ti y tu grupo de amigas las cuales ya se dieron cuenta de que te miro hace unos minutos, así que cuando me presento con un tono juguetón ellas solo ríen amablemente y se presentan juguetonas, coquetas como viendo si puedo despegar mi atención de ti.
-Hola, Soy Gustabo ¿Cómo te llamas?- susurro cerca de tu oído pues aun que ya me presente se por tu expresión que no pudiste escuchar mi nombre y no la culpo, en los sitios como estos la música se baja muy pocas veces.
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Amantes Canibales.
Fanfiction¿Qué pasa cuando dejas a dos Caníbales en una ciudad y tienen el deseo de devorar al otro? . . . Porque no todos somos lo que mostramos y porque a veces hacer sufrir a otros por una satisfacción propia es más importante. Recuerda, las personas...