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Tres omegas corrían tan rápido como podían, huían de aquellos hombres que siempre llegaban al pueblo para hacer desaparecer a los omegas

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Tres omegas corrían tan rápido como podían, huían de aquellos hombres que siempre llegaban al pueblo para hacer desaparecer a los omegas. Fueran hombres o mujeres, no importaba, mientras fueran omegas desaparecían por decreto del rey. Todos sabían lo que pasaba si ellos te atrapaban, te llevarían al "concurso". No era un concurso, era una subasta de omegas, todo tipo de personas llegaba para poder comprar a un lindo o una linda omega.



― Escóndanse – ordenó el omega rubio con la respiración acelerada, había unas cajas detrás de los basureros, la basura ocultaría sus aromas



La chica y el chico se escondieron, sus respiraciones estaban aceleradas, tenían incluso las lágrimas a punto de salir de sus ojos. Tenían tanto miedo de ser atrapados, sabían muy bien que al ser atrapados morirían, tal vez seguirían respirando pero sus vidas acabarían al perder su libertad. El omega con cabello rubio estuvo a punto de entrar con ellos, cuando escucho alguien que venía detrás.



― No salgan de aquí por nada del mundo – pidió con una sonrisa triste

― ¿Jimin? – cuestionó la chica al borde del llanto

― Hyunah, Taemin, nos volveremos a encontrar. Luchen por el cambio – pidió mientras cerraba las tapas de la caja y esparcía más basura, no importaba si se ensuciaba las manos, no importaba nada más que el bienestar de sus amigos

― ¡Aquí hay uno! – exclamo un alfa mientras se acercaba de manera rápida



Jimin intento defenderse, pudo salir de las garras de ese estúpido alfa, pero llegaron otros tres. Entre los cuatro lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, los omegas dentro de la caja solo podían ver con horror la escena, tapaban sus bocas temiendo ser descubiertos. Deberían haber protegido a Jimin, deberían haber estado con él, deberían haber hecho algo, pero tenían miedo y Jimin les había pedido que lucharan por el cambio. Lo harían, lo harían por Jimin, por el hermoso omega que los había salvado.

Mientras tanto el rubio viajaba entre la conciencia y la inconsciencia, se sentía observado, sintió incluso como unas luces lo cegaban. Apenas podía abrir sus ojos, sin embargo los cerraba inmediatamente al ver las luces cegadoras. Su cuerpo dolía tanto que, inevitablemente, quedo inconsciente.



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Mi único rey - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora