Yoongi había esperado ya suficiente tiempo, era hora de obtener lo que le fue arrebatado a temprana edad. Ahora que tenía a su omega entre sus brazos era el momento idóneo para llevar sus planes a fin y poder ascender al trono, tomando el poder del...
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Todo el palacio se mantenía frenético, todos los sirvientes estaban de un lado a otro para servir a los invitados y por su parte, el actual rey y su omega estaban bastante nerviosos, cada uno por su lado.
― Si sigues mordiendo tu labio de esa manera, te harás daño – le regaño Wheein
― Es que – comenzó de manera nerviosa – Es la coronación y Yoongi me va a presentar como su omega ante todas esas personas importantes
― No sé qué te sorprende, ya lo había hecho ¿no? – cuestionó Youngjae
― No es igual, estas personas son de otros reinos, son mucho más importantes
― Si lo pones así, eso ya es otra cosa – asintió comprendiendo – Pero estarás bien, hemos estado practicando estos días y lo haces muy bien, aprendes muy rápido
Pasaron unas cuantas horas y finalmente todo estaba listo, los invitados estaban en sus lugares. Solo faltaba que tanto Yoongi como Jimin entraran tomados de la mano, al llegar al centro donde los esperaba el hombre que colocaría la corona en la cabeza de Yoongi, Jimin tendría que apartarse y sentarse en uno de los primeros asientos, cuando se casara podría estar al lado de Yoongi, pero por el momento no se podía.
Para Jimin fue realmente conmovedor ver a Yoongi con la mirada decidida recibir la corona, todo era perfecto en esa coronación y los que ahí estaban no dudaron en aplaudir en reconocimiento del nuevo rey Min.
Todo fue tan rápido que ninguno de los dos entendió porque estaban nerviosos, todo aquello era algo que debía pasar y que estaba bien, no había nada de malo en aquello. No estaban haciendo nada mal, todo eso era correcto y eso solo podía hacerlos sonreír.
― Por favor, recemos por la prosperidad del reino bajo el mando del nuevo rey, Min Yoongi – pidió el hombre mientras Yoongi se volteaba levantando levemente la capa que le habían puesto y mostrando ante todos la corona sobre su cabeza
― ¡Viva el rey Min! – gritaron en algún lugar y los demás no dudaron en seguirle
Yoongi y Jimin conectaron sus miradas, todo estaba bien al fin, nada podría interrumpir aquello. No lo permitirían.
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