1

33 2 3
                                    


Era una tarde fría y lluviosa de invierno.

Como todos los días, Louis, se encontraba cenando en la casa de su mejor amigo Niall Horan. El rubio era lo mejor que le había pasado a Louis en mucho tiempo, no paraba de hablar un segundo, siempre haciendo bromas y riendo a carcajadas.

Niall y Louis llevaban más de 10 años de amistad, se conocieron el primer día de clase con tan solo 6 añitos.

Louis siempre fue tímido de pequeño, recuerda que cuando entró al aula temblaba con una hoja. Tenía su autito rojo de juguete en una mano y la otra hecha un puño. El padre de Lou le dio un empujoncito para que se vaya a sentar y se despidió con la mano, debía irse al trabajo y no podía acompañar al niño en su primer día de escuela.

Louis se subió cuidadosamente a una de las sillas de madera, los bancos eran de a dos, pero el asiento a su lado se encontraba vacío. Giró su cabeza hacia ambos lados para ver si el resto de los niños ya tenían compañero, lo confirmó y asintió con una mueca de dolor mientras jugaba torpemente con el autito rojo que su padre le había regalado.

El papá de Louis siempre le hacía regalos caros, lo llenaba de juguetes y ropa, pero nunca jugaba con él, nunca compartían nada. Lo único que Mark sabía hacer era trabajar y Louis pasaba los días en esa enorme, helada y vacía mansión, solo con la gente que trabajaba en ella.

_ ¡WOOW! -un gritó a su derecha haciendo que saltara de su silla como un resorte. Se volteó con cara de pánico. ¿Quién podía ser tan ruidoso a las siete de la mañana? - ¿Es un Lanchester 1895? -el niño rubio se sentó en la silla de al lado mirando el autito rojo que tenía Louis en las manos con extrema fascinación. Louis se encogió de hombros, no sabía de qué hablaba el otro chico, para Louis solo era un auto rojo normal, un juguete común y corriente- ¿En serio no tienes idea? -dijo el rubio con aparente decepción. Louis hizo una mueca triste, definitivamente no serían amigos- ¡Pues si no sabes, yo te puedo contar todo! -gritó el rubio contento y se puso a hablar por horas sobre los autos de colección, cuáles eran las marcas y sabía muchísimos nombres y fechas difíciles para tener seis años de edad- Espera… todavía no se tu nombre -dijo el rubio cortando su relato y mirando a Louis con curiosidad-

_ S-soy Lo-louis... Tomlinson -tartamudeó Louis con nerviosismo-

_ Encantado en conocerte Louis, yo soy Niall Horan y a partir de ahora seré tu mejor amigo -dijo el rubio estrechando la mano del castaño y regalándole una hermosa sonrisa. A Louis le iba a explotar el corazón de la felicidad. Por fin… su primer amigo-

La mañana trascurrió veloz, la maestra les llamó la atención repetidas veces ya que ninguno de los dos chicos prestaba atención a la clase, sino que estaban en su propio mundo, en el que Niall hablaba de autos, de futbol, de cualquier cosa en realidad y Louis escuchaba con total atención.

El Louis de 17 años no podía evitar sonreír con nostalgia ante tales recuerdos. Se encontraba sentado en el sofá con la tele de en frente prendida, en el living de Niall.
- ¡Hey, tonto! -un almohadón impacto fuertemente contra su cara, sacándolo de su trance- Estoy hablando hace horas y siento que ya no me estas escuchando.

- Lo siento Ni, me fui por un momento -dijo Louis sacudiendo su cabeza e incorporando su cuerpo para quedar totalmente frente a Niall y dedicarle el 100% de su atención-

- ¿Y dónde estaba esa cabecita loca? -preguntó Niall juguetonamente, mientras se acercaba a Louis para rodearlo con su brazo por atrás del cuello y frotando su cabello con su otra mano- ¿A caso estás pensando en Ed? -preguntó con aparente duda mientras su índice golpeteaba su barbilla, dándole un aspecto pensativo. Louis negó con la cabeza-

- Me voy -dijo Louis sin más y se levando dando un golpe seco con sus manos en sus rodillas y digiriéndose a la puerta-

- ¿Yaaa? -grito Niall que se tropezaba con sus propios pies para bajarse del sillón y alcanzar a Louis. El ojiazul solo asintió y se puso la campera y su gorrito de lana color gris claro- Pero justo la conversación se ponía interesante -dijo Niall en un puchero y haciendo berrinche como un niño chiquito. “Por eso me voy” dijo la vocecita en la cabeza de Louis- ¿Por qué no te quedas a dormir? -dijo Niall interponiéndose entre Louis y la puerta de calle. Louis le sonrió y negó-

- No, hoy no. Tengo que ir a casa ahora. Adiós, Ni -le dio un beso a su amigo y se despidió-

Louis recorría las calles de Londres debajo de esa molesta y típica llovizna invernal. Por suerte iba bastante abrigado, con gorrito, capucha y una camperón que la mamá de Niall le había regalado para su cumpleaños.

Estaba oscuro y no había ni un alma en la calle, Louis solo quería llegar a la mansión y pedirle a Petrona que le preparara un baño de inmersión. ¡Ah! Petrona es “el ama de llaves” de la mansión Tomlinson, pero es como una abuela para Louis, prácticamente lo crió.

Louis iba a cruzar la calle cuando una van negra se le tiro encima, por suerte Louis fue más rápido y dio un salto hacia atrás, poniendo a salvo en la vereda nuevamente.

_ ¡Malditos imbéciles! -gritó Louis con palpable enfado y desenfundó la mano izquierda que estaba en el bolsillo de su campera para enseñarles el dedo del medio-

La van encendió sus luces rojas traseras y estacionó a unos pocos metros de Louis.

Mierda… ¡Mierda! ¿¡Por qué tenías que insultarlos Louis!? -la vocecita interna de Louis lo reprendió como siempre lo hacía y le advirtió que iban a tener problemas con el propietario de aquella van-

Dos tipo grandes y robustos se bajaron coreográficamente de la camioneta y comenzaron a caminar con decisión hasta Louis.

Él no podía ver sus caras ya que estaba todo muy oscuro, Louis estaba paralizado viendo la golpiza que se le avecinaba.

¡Corre Louis, corre! -la voz en su cabeza lo hizo reaccionar y comenzó a correr. Los tipos misteriosos corrían en su búsqueda. ¡Mierda! Vamos Lou, vamos nene, solo cuatro cuadras más, CUARTO MÁS y llegamos a casa.

¡Corré, por favor, corré! -la voz en su cabeza le exigía que siguiera corriendo, pero Louis no daba más, él era frágil, no tenía estado físico y nunca había hecho deporte, ahora lo lamentaba profundamente.

Iba a cruzar la próxima calle cuando la van negra se le volvió a atravesar, pero esta vez frenó de golpe, cerrándole el paso.

Louis jadeaba con desesperación, estaba muy agitado, su pecho subía y bajaba a la velocidad de la luz y no podía recuperar el aliento, tampoco sabía de dónde sacar fuerzas para seguir corriendo.

Unas fuertes manos lo tomaron por detrás, el intento forcejear para soltarse, pero era imposible. Louis era un enclenque y estos tipos eran el doble, tal vez el triple más grande que él. El otro tipo le puso una bolsa en la cabeza, lo maniataron y metieron en la van.

Louis no podía creer lo que estaba sucediendo, veía todo oscuro y no tenía idea a donde se dirigían, ni quienes eran, tampoco sabía que harían con él.

¡Grita, coño, Louis… grita por ayuda! -Louis le hizo caso a la voz en su cabeza y empezó a gritar a todo pulmón, su voz era aguda, como un pitido, podía escuchar las voces de los grandotes quejándose de su sonido extremadamente soprano.

_ ¡POR FAVOR, AUXILIO! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE! -Louis gritó por unos segundos más hasta que recibió un golpe seco en la nuca y cayó inconsciente al suelo de la camioneta.

Cuando volvió a abrir los ojos, seguía con la bolsa en la cabeza, pero ahora le sumaba una cinta en la boca y un fuerte chichón en la parte anterior de su cráneo.

Louis comenzó a llorar desconsoladamente, ¿cómo pudo terminar en esta situación? ¿Y todo por un “fuck you”? Louis se prometió nunca más enseñarle el dedo del medio a nadie y siguió llorando sin control.

No seas tonto -reprendió la voz de su cabeza- Esto no es por un fuck you, estaba todo preparado de antes, ¿no de tas cuenta? Ahora, presta atención al camino, tratemos de percibir algo, no sé, ¿a dónde nos estaban llevando? Y lo más importante… ¿Por qué? -demandó su voz interna-

CautivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora