9. Tormenta

35.4K 2.8K 1.9K
                                    

Izzy

Los ojos negros de Ava se intensifican a cada bocanada de aire que toma para evitar hiperventilar ante mi reciente, y algo atrevida, pregunta.

La entiendo, estaría igual o peor si ella hubiera sido la que formulara aquella pregunta que puede que cambie nuestra situación actual. Puede decirme que no y tildarme de loca y aprovechada, y la entendería, no es muy cordial de mi parte sacar provecho del reciente secreto que acaban de revelar sin su permiso y violando su privacidad pero la voz en mi cabeza no se calla y la culpo por orillarme a hacerle esa casi sugerencia.

Han pasado a penas unos segundos y ella sigue en silencio, analizando la pregunta y tratando de hallar algún vestigio de si esto es una broma de mi parte o voy en serio. Al parecer aclara sus dudas cuando ve mi ceja levantada y la sonrisa dibujada en mi rostro y finalmente se decide.

Primero toma mis manos y las aprieta en un suave toque que envía chispas confortables a lo largo de mis brazos y cuerpo, su perfume se vuelve intenso a cada segundo que pasa y sus latidos acelerados se oyen más escandalosos cuando finalmente coloca su mano en mi mejilla para anular completamente el espacio que nos separa.

O eso iba a suceder hasta que Archie aparece en un taxi.

—¡Le dije a Ava que no le fallaría! —grita a viva voz desde la ventana. Su voz pastosa refleja lo ebrio que se encuentra, no tanto como los chicos que atacaron a Ava pero si como para que mamá lo satanice ni bien lo huela—. ¿Interrumpo algo? —pregunta con evidente sátira al vernos incómodas.

Por mi parte decido no mirarlo porque no quiero que note el bochorno en mis mejillas. Ava, por otro lado, si mantiene la mirada fija en su amigo y es una mirada que carga ganas de matarlo y resondrarlo.

—¿Hay algo que nunca interrumpas?

—Gracias a mis interrupciones varias veces te he salvado el trasero, Ava —confronta Archie riéndose—. Y esta es una de esas veces.

—Claro que no.

—Claro que sí —Triunfante y mostrando sus dientes de manera coqueta señala hacia nuestras espaldas.

Él baja rápidamente del auto y nos toma a Ava y a mí de las manos para jalarnos hacia la parte trasera de unas grandes matas de arbusto y escondernos ahí.

—Si no las interrumpía seguirían besándose y ahora estarían en problemas —susurra mirando hacia la dirección que señaló hace unos instantes. Y aunque estoy molesta con él en estos momentos, eso no significa que no tenga razón.

Dalila está saliendo de casa de mis padres, mamá y ella están conversando, si por un instante hubieran volteado sus miradas hacia donde nos encontrábamos Ava y yo, ahora estaría en graves problemas.

Mucho más grave de las que ya me encuentro ahora.

—¿Quieren mentitas? —Archie cambia de tema y nos ofrece, sonriente de oreja a oreja, un paquete de mentas.

—¿Para qué las mentas? —pregunta Ava asqueada.

—Para refrescar tu alma —responde Archie y es el único que ríe ante ese intento de chiste. Definitivamente el alcohol está afectándolo—. Nah, nada puede refrescar eso. Es para minimizar el olor a alcohol que tengo.

—¿Funcionará?

—Mente positiva, rubia —Se coloca de pie de manera rápida, listo para salir del escondite.

—Mis papás te pueden ver.

—Ya no están, no hay nadie en la puerta —responde en susurros—. Ahora vamos.

Solsticio de invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora