ERES TÚ

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PALERMO
¿Y qué es la felicidad realmente, Alícia?

[Qué pregunta, ¿no? Yo nunca, y tiene gracia que afirme esto con el jueguecito, nunca pensé que mi felicidad dependería de un hombre. He evitado por activa y por pasiva depender de nadie desde que tengo uso de razón. Empezando por mis padres, de niña, siempre intentaba apañármelas sola. No me gustaba ser débil y mira que lo tenía fácil, era yo sola, no había discusión. Tenía a mis padres comiendo de mi mano para lo que quisiera, pero lo de cabezota no me lo he ganado únicamente por no parpadear durante horas en un interrogatorio. Me viene dado desde la cuna. Mi madre decía que tardé casi dos días en nacer por mi cabezonería. Por eso, cuando me enteré del embarazo, temí haber heredado su lentitud para dar a luz. Si llego a estar 48 horas pariendo a Alba, os juro que el atraco de los payasos se queda corto al lado de la que lío yo en el hospital.

Dicen que la felicidad es una idea abstracta y que no estamos diseñados para ser felices sino para sobrevivir y reproducirnos. Yo hice ambas cosas sin pensarlo. Sobreviví como pude desde que me quedé huérfana, y era feliz, creo, o al menos siempre he pensado que lo era. Vivía y aprendía. No tenía a mis padres y se puede pensar que eso debería influir en mi felicidad, pero mi impulsividad me hizo enterrar mi dolor con ellos. Así que sí, era feliz. Y también me he reproducido, cosa que jamás pensé que haría. No está mal para ser yo, ¿verdad?

Lo de los cánones no es lo mío, ya sabéis. Yo soy más de vivir el momento, el ahora. Esto puede ser maravilloso para comerte el día a día con patatas, pero yo tiendo a digerir rápido y desde que conocí a Germán, estoy haciendo un arduo trabajo de reconstrucción constante para no olvidar ni un segundo a su lado. Me lo pone muy fácil. Sigo pellizcándome de vez en cuando para ver si estoy soñando o si es real.]

GERMÁN
Es real, ya está aquí.

Se emociona. Están en la sala de reanimación del hospital. Alícia tiene a Alba encima. Está exhausta.

GERMÁN
Lo has hecho muy bien.
(la besa)
Eres increíble.

ALÍCIA
(sonríe)
¿Me estás viendo bien?

GERMÁN
Claro

ALÍCIA
¿Seguro?

GERMÁN
Ali, claro que si. No puedo dejar de miraros.

ALÍCIA
Genial. Pues graba este momento a fuego en tu retina porque no me vas a volver a ver así en tu vida.

GERMÁN
(riendo)
Nunca bajas la guardia, Inspectora.

Besa a la pequeña en la cabecita y le susurra.

GERMÁN
No hagas caso a tu madre. No sabe lo que dice, está muy cansada, pero está muy feliz.

Alícia lo mira con los ojos brillantes y una sonrisa inmensa.

ALÍCIA
(con tono burlón)
Sí, tú hazle caso a él.
Yo le hice caso y mira lo que pasa...

GERMÁN
Ali...

ALÍCIA
¿Me dejas terminar?

GERMÁN
¿Le tapo los oídos? Qué miedo me das...

LA VIDA DE OTRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora