TE VAS A QUEMAR

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[Y llegó el día... por fin se dejó ver y supimos que era una niña. Germán estaba como loco, yo también, pero no soy de esa clase de personas que expresa su alegría fácilmente. Tengo mucho sentido del humor, eso sí, quizás no del que le gusta a todo el mundo, pero es lo que hay.

"Lo sabía", lo repitió como mil veces en la consulta. De vuelta a casa, siguió insistiendo en que debíamos llamarla Alícia, ¿le di la razón? Obviamente, no. Pero con tal de no tenerlo como un loro, le solté mi maravilloso "ya veremos". Suena muy de madre, ¿verdad? Estaba practicando.

 Suena muy de madre, ¿verdad? Estaba practicando

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Fue a los siete meses, ni más ni menos... no teníamos ropita rosa, ni habíamos elegido el color de su cuarto, ni baberos bordados con su nombre, ni todas esas chorradas que tanto gustan a los padres primerizos. Yo estaba encantada, pero Germán se agobiaba mucho. De hecho, me decepcionó un poco la idea de saber el sexo. Quería llegar al momento del parto con la duda. Debe ser por mi trabajo. Me gustan las emociones fuertes.

A partir de ese momento, empecé a imaginar su cara en mi cabeza, era preciosa. No se lo dije nunca a Germán. Se enfadaba porque no me veía tan ilusionada como él, lo que no sabía es que yo me moría de ganas por conocerla.]

Deja de escribir. Hay tormenta y cierra las ventanas de la terraza.

Lleva días sin hablar con nadie. A veces, entabla una agradable conversación con el lugareño que le lleva los víveres cada semana. Es un anciano desdentado de piel muy morena que se desplaza en un triciclo con un carro enganchado. Hablan en francés y él a veces chapurrea en español.

Observa la lluvia caer.

[Flashback]

RAQUEL
(mira por la ventana)
La que cae, señor.

ALÍCIA
¿Qué llevas en el brazo?

RAQUEL
(la evita)
Nada.

Alícia se levanta y se acerca a ella.

ALÍCIA
(mosqueada)
Raquel, no me jodas.

RAQUEL
Me he golpeado con el pomo de la puerta. Estoy enorme y muy torpe.
Me voy dando hostias por todas partes.

Raquel está embarazada de algo más de 8 meses.

ALÍCIA
Claro, y tú te crees que yo soy gilipollas.
(se lleva las manos a la cabeza)
¿Dónde está?

RAQUEL
(mira al pasillo)
Alícia, no empieces. Hazme el favor.

Prieto y Ángel están hablando cerca de ellas.

ALÍCIA
(los mira y disimula)
No, tranquila. No empiezo porque como lo pille, me lo cargo aquí mismo y el calabozo me pilla de paso. Hoy me gustaría dormir en mi casa, la verdad.

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