Una venganza que no se podrá saborear

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Don Miguel, otra vez, despierta con cansancio por culpa de sus bulliciosos vecinos. El desea vengarse pero aún no encuentra con que, después de todo, su cerebro ya no piensa como antes. Se recuesta en el tronco de un árbol y cierra sus ojos deseando poder dormir un poco, pero rápidamente escucha unos susurros, risitas y una voz que lo llama, abre sus ojos y ahí están los niños de sus vecinos, unos mocosos malcriados que se esconden cuando el intenta reconocerlos, si tan solo supiera como darle su merecido a cada uno porque parece que no entienden que el necesita descansar y que ya los años le pesan y que su cuerpo duele. El sol se va ocultando y es la señal que el debe dormir, el se acuesta en su cama esperando dormir pero, como todos los días, unos gritos y risas infantiles lo interrumpen, los gritos de esposas reclamando a sus maridos comienzan mientras que los insultos de hombres ebrios van iniciando. Que irónica es la vida, siempre pensó que un cementerio era un buen lugar para descansar pero al parecer aún no para don Miguel.

Antes que el sol caiga o se eleve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora