30 Days; Rebornplay

2. Caricias en cualquier lugar

Minecraft Extremo 2

— Reborn, vamos.— decía el pelinegro, intentando zafarse del agarre del otro.— Tenemos que prepararnos para la misión de hoy.

Auron hacía todo lo posible para salir de la cama, pero los brazos de su novio no lo dejaban escaparse. El día anterior tuvieron que ir a una misión importante, y para su mala suerte, terminaron llegando a casa muy tarde. Durmieron poco y hoy también debían ir a otra misión más. Reborn sólo quería descansar un poco más al lado de su lindo novio.

— Joder, no he podido dormir nada...— se quejó el mayor. Miró al menor al sentirlo removerse entre sus brazos.— Solo un poquito más.— lo apegó totalmente a él, hasta quedar la espalda de Auron pegada a su pecho.

Este gruñó, pero dejó que el mayor siguiera hundiéndose más entre la almohada y su nuca. Se sobresaltó al sentir unos besitos empezar a plantarse por su nuca, a lo que, de un salto, salió de la cama rápidamente. Se giró hacia él, frunciendo el ceño y con un puchero mientras sobaba su nuca, y estaba enrojecido por la vergüenza.

Reborn soltó una risita al ver al tomate que tenía de novio. Aún no llegaba a creer lo adorable que podía ser.

— No intentes escaparte, — empezó el castaño, llamando la atención del otro que ahora estaba de brazos cruzados. — después de la misión te voy a dar muchos más.— le dijo, con una sonrisa que no parecía tramar nada bueno.

Auron abrió los ojos sorprendido y, con una sonrisa tímida, se alejó de ahí para esconder todo lo rojo que estaba. Se acercó a uno de los cofres llenos de comida y agarró una patata. Aún estando de espaldas a su pareja, pudo escuchar cómo se levantaba de la cama y sus pasos acercándose a él, segundos más tarde, ya tenía otra vez esos fuertes brazos alrededor de su cintura, y unos besitos plantándose en su cabeza.

— Deberíamos tener más cuidado.— Empezó el más bajo, rompiendo el silencio.

Reborn apoyó su mentón en el hombro derecho del chico, y cerró sus ojos. Hizo un sonido para que siguiera hablando. Este sólo le dio un bocado a la patata.

— En cualquier momento, podría haber entrado Perxita... y podría habernos visto.

— ¿Y...?

— Sabría que hemos dormido juntos y que somos pareja.— respondió como si fuera evidente. Escuchó al mayor resoplar.

— ¿Pero cuánto tiempo vamos a seguir así?— preguntó. Estaba cansado de no poder mostrar todo el amor que tenía por el pelinegro, en público. Sólo podia hacerlo cuando estaban encerrados en sus habitaciones, en sus respectivos pisos de la gran casa que habían construido entre todos. Sólo podían hacerlo por la noche, porque durante todo el día estaban con sus amigos.— Estoy harto de esconderme, Auron.