EL PODER VERTE (JK) COMPLETA

C a p i t u l o 8

Unos días después...

- Si sigues durmiendo vas a llegar tarde a la escuela, de nuevo. - dijo una persona en mi oído. - Yunseo. - me movieron para despertarme. - Se que me estás escuchando así que ya levántate.

- Que molesto. - quité las sabanas de encima para poder prepararme. - Es viernes. - dije con una mueca.

- Tienes que esforzarte, aunque sea lo último que hagas, fithing. - formo puños con ambas manos para darme apoyo. - Preparé tu uniforme por ti e hice los ejercicios que no pudiste resolver de geometría, así que espero hoy no llegues tarde.

- Que chico. - extrañamente lo obedecí para no llegar tarde a clases, el día transcurrió como siempre, con la excepción de que hoy me tocaba de deportes y definitivamente no quería hacerlos si no fuera por el chico que me fulminaba con la mirada desde lejos probablemente no hubiera hecho nada. Llegué a casa, hice mis deberes, jugué un rato con mi hermano, vi unas películas con mis padres, me preparé para dormir y así lo hice.

Por fin había llegado el fin de semana, estaba más que contenta porque podría tener más tiempo para mí, mis padres estarían en casa probablemente trabajando en sus escritorios, pero no importaba, era suficiente el hecho de saber que estarían ahí. Me había levantado de la cama con todo el ánimo del mundo hasta que tropecé con algo -mejor dicho, alguien- que yacía durmiendo en el suelo a lo que caí encima y recibí quejas de dolor de su parte.

- Diablos Min, ten cuidado. - comenzó a sobarse la cabeza mientras se levantaba. - ¿Nunca revisas tu piso cuando bajas de la cama? - pregunto aun sobándose.

- No, porque nunca había tenido a nadie durmiendo ahí. - me levanté al igual que él y le alcé la voz.

- Que niña tan grosera. - se cruzó de brazos fingiendo indignación.

- No soy una... ¿Sabes qué? Hoy desperté con el mejor humor del mundo y nada ni nadie me lo va a arruinar así que si me disculpas iré a desayunar unos deliciosos hot cakes con leche de platano, babai. - me di la vuelta, pero caí debido a que mi frente chocó con la puerta a lo cual el chico comenzó a reírse de mí. - Vete al carajo. - dije en el piso, se ofreció ayudarme, pero lo rechacé y bajé lo más rápido que pude.

Mis padres estaban hablando de cosas del trabajo, mi hermano comiendo su cereal y pues yo estaba a punto de hacer lo mismo cuando mi madre me habló.

- Yunseo. - voltee a verla para prestarle atención. - ¿Qué tal si salimos hoy? Como madre e hija. - a decir verdad, no me molestaba la idea de tener que estar con mi madre, pero si un poco de salir, había cosas que me aburrían demasiado rápido como por ejemplo las compras que era normalmente a lo que íbamos, enserio esta vez quería estar en mi habitación haciendo lo que me gustaba, pero no le quería quitar ese gusto.

- Pues me parece bien. - ella sonrió con entusiasmo y me abrazó. En cuanto terminé de desayunar fui a alistarme, opté por usar un pantalón algo holgado con una blusa de tirantes ajustada y unos tenis cómodos. Mi madre llamaba esperándome en la sala, tomé una mochila para poder guardar unas cosas si es que íbamos de compras.

- Te bañaste, felicidades. - aplaudió desde mi cama.

- Siempre me baño idiota. - me quedé pensando en mí misma respuesta ya que recordaba no haberme duchado la noche anterior, diablos. - Como sea me voy, no vengas. - dije esto último en voz alta. Una vez afuera nos subimos al auto, yo en el asiento del copiloto colocándome mis audífonos para escuchar música, no presté atención al camino así que no supe con exactitud a donde nos dirigíamos, en cuanto llegamos no reconocí el lugar, solo supe que era un restaurante.

- Ya llegamos. - dijo mi madre para bajar del auto seguido de mí, entramos y nos sentamos en las mesas del fondo, ambas pedimos un ramyeon y cuando llegó comenzamos a comer. - ¿Quién es ese chico? - dijo en medio de todo el silencio que se había formado tomándome por sorpresa.