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► Chapter Fifty Four: Debbie

► Chapter Fifty Four: Debbie

Jake POV:

Siempre, de alguna forma, lo planeamos todo. Ya sea lo más importante, como una fecha que debe ser organizada, o lo más mínimo, como lo que piensas comer a la hora de almorzar.

Planear las cosas no es malo, de hecho, es bastante eficiente. En el sentido de que al menos tienes eso llamado "Plan", pero ¿No se supone que los planes son a prueba de fallas?

El riesgo de planear las cosas es ese. Que en definitiva algo salga mal. Y cuando algo sale mal eso significa sólo una cosa segura: Fracaso. Dicen que el fracaso es bueno. Bien, el que inventó esa frase era un imbécil sin corazón.

Ese día, fue épico.

Había llevado a Debbie por un café luego de haberle entregado su billetera a las afueras de su instituto. Había esperado horas y horas no haciendo otra cosa que dañar mis pulmones - Una mala costumbre de mi familia - sin un propósito más claro que ese. Entregar la pequeña cartera.

El día no había estado del todo tan frío, pero ella lo estaba. Supuse que era por su ropa, siempre delgada y algo suelta. Tal vez ella tenía esos problemas con los que la gente se hace añicos la cabeza. Eso de que "Estoy gorda" "La ropa no se me ve bien". Pero para mí eso estaba bien. Me nacía ese sentimiento de llenarla de elogios, de besar cada una de sus inseguridades, de abrazar sus defectos y amarla por completo.

Pero ella no pensaba lo mismo.

Ese día había empezado con el propósito de alejarme de los recuerdos de mi cabeza. La horrible muerte de mi padre en una guerra que no era de él había sido devastadora para nosotros y mi familia en todos los sentidos de la palabra. Yo no quería esa estúpida comida en la mesa esa noche. No quería los jodidos regalos bajo el árbol. Ni si quiera la estúpida bicicleta por la que había llorado todo el año. Yo quería a mi padre, atravesando la puerta con su típico " Hola, Campeón ". Pero no conseguí eso. Recibí a ese uniformado con traje de gala, con sus gafas oscuras y un tonto cheque que supuestamente valía la vida de mi padre.

El dinero no compra padres.

Desde ese día había sido el ejemplo a seguir de Brody, y había hecho mi trabajo de la mejor forma que pude. Obviamente esto trajo que él también quisiera ser lo opuesto a mí porque no sabía qué clase de hombres habían. Y se había convertido en una especie de… Persona necesitada de amor por mucho tiempo.

Aún así habíamos salido adelante. Yo trabajando luego de la escuela a escondidas, y haciendo un par de cosas de las cuales no estaba muy orgulloso. Pero había logrado sacar a flote a mi pequeña familia. Mi madre había conocido a alguien y yo estaba bien con eso. Ella merecía ser feliz. Y hay veces en las que debemos comprender que la felicidad de otros no es, precisamente, la felicidad nuestra.

Yo había logrado decirle todo esto a Debbie esa tarde en el café. Yo había pedido un cappuccino, mientras que ella quería un simple té, no muy cargado, sin azúcar y un poco de leche. Su pedido era simple, como ella. La orden pareció un poco compleja, pero había sido cumplida al pie de la letra, junto con las galletas de mantequilla que habíamos pedido por acompañamiento.