Fanfic MoShang

II. Hojas

Las hojas del bosque de bambú y la foresta circundante al territorio de Montaña Cang Qiong crujieron, arrancadas del otoño y de los árboles, aullando en el arrebato de gélidas y embravecidas ráfagas de viento que sacaron de la cama a los aprendices y maestros de las doce cumbres, reuniéndolos en el epicentro de su furia. La cima de Cumbre An Ding.

Recelosos, los cultivadores rodearon una poderosa figura de espaldas, encorvada y lamentable, emanando una abrumadora y atribulada energía espiritual, sosteniendo un cuerpo inerte primorosamente envuelto en sabanas de seda.

La luna iluminó al demonio celestial a través de una cortina de nubes.

—¿MoBei-Jun? —Shen QingQiu frunció el ceño.

Extendiendo una mano en valla, Luo BingHe evitó el avance de su esposo hacia el noble del Reino Demoniaco, haciendo una sucinta negativa de advertencia, los ojos entornados y cautelosos.

MoBei-Jun se giró. A la luz de las antorchas, al exterior de la Casa del Ocio, su semblante confirmó la identidad de su carga.

Un anónimo dio un peso a la desgracia:

—Shang QingHua está muerto —y rasgó la parálisis general.

En la consternación, en los sollozos y gritos, Shen QingQiu acudió a la única fuente medio fiable de información:

«Sistema, ¡¿qué está pasando?!»

El Sistema no tardó en desplegar una ventana y, usando esa voz artificial de traductor, sello característico de su tiranía, le dio una respuesta igual de confusa:

[ El usuario del personaje Shang QingHua, ha vuelto a su mundo. ]

«Ah... ¡Pero explica!»

Al menos que MoBei-Jun fuera peor que Luo BingHe (al inicio) en la cama, no imaginaba al Hermano Avión apuntándose a escapar con tanta urgencia, al grado de cambiar de mundo, en particular luego de la evolución de su dinámica de pareja. De que MoBei-Jun lo golpeara tres veces al día, a un demonio celestial cocinándole fideos.

[ El Sistema puede mostrar el vídeo de despedida. ]

«¡Por favor!»

El vídeo, un metraje de 10 segundos, esclareció lo sucedido dentro y fuera de la cabeza del Maestro de Cumbre An Ding. Y más que "vídeo de despedida", pareció un corto sacado de las cámaras de seguridad, merecedor de convertirse en tendencia con el hashtag "facepalm".

La toma abrió con Shang QingHua saliendo de una habitación envuelto en una cobija, sosteniéndose de la pared. Shen QingQiu sintió una mezcla de simpatía, por saber en carne propia los estragos de compartir cama con un demonio celestial (en sus primeros días descubriendo los menesteres del amor con un humano) y de regocijo (¡ja!, su propia creación era su condena); y concluyó con Shang QingHua saltando al emerger, en la oscuridad y el sigilo de su ida a hurtadillas a la cocina, la pregunta del Sistema sobre si deseaba regresar. Hermano Avión resintió el daño en el territorio inferior de su cuerpo, tropezó con el borde de la cobija y presionó "aceptar".

«Mierda», maldijo Hermano Avión, y el cuerpo de Shang QingHua, al no tener un habitante, se desplomó.

Ahí comenzó todo, con la repatriación de Shang QingHua del "Camino del Orgulloso Demonio Inmortal", el día de su boda con MoBei-Jun, al mundo de la época actual, ¡de la manera más estúpida posible!

El Hermano Avión Disparando Al Cielo regresó al mundo original, su memoria fue borrada y la trama de su novela modificada. Fin del asunto.

Shen QingQiu se palmeó la cara, agraviado a nombre de la humanidad entera, obligado a enfrentar el infierno desencadenado por el descuido del escritor. Para evitar que el desesperado MoBei-Jun iniciara un genocidio al no hallar forma de revivir a su amado, el Maestro de Cumbre Qing Jing contó a los dos involucrados una verdad a medias. Una solución provisional.

No debían saberlo todo, menos la parte de que su mundo era una creación literaria, y no una catalogada como clásico o best seller. Explicar la transmigración era un lío por su cuenta. Sumarle el "eres un personaje de un libro", y ¡peor aún!, "de un libro escrito con el cul*...", ¡Dios, Buda!, suficiente tenía con aceptar ese como su hogar, como para someter otros al trauma existencial.

Discurrida una larga charla de cinco minutos, resumida en "no somos de este mundo" y dos "entiendo", en sintonía y coludidos, MoBei-Jun, Luo BingHe y él, convinieron un plan ambicioso del que no estuvo muy seguro.

Xin Mo abría brechas entre universos, sin embargo, ¿rasgaba realidades literarias o también las reales?, ¿podría atravesar al universo de St*r W*rs o Drag*n B*ll, y de ahí saltar al centro del Bejín real o a la Ciudad de México?

Para apaciguar a un demonio celestial enloquecido de dolor, no les quedó sino intentar lo imposible, empleando los restos de Xin Mo.

La forma que adoptó el arma, luego hallar a un qilin a quien no le hizo ni pizca de gracia tragarse los restos de una espada maldita, fundirla en su estómago y regurgitarla en una bola asquerosa, que a Shen QingQiu y Luo BingHe no les hizo ni pizca de gracia tener que revolver para sacar el mentado resultado del ilógico forjado, al final extraído por un impávido MoBei-Jun; fue curiosa. Lo que esperaron fuera una grotesca espada, acabó siendo una hermosa y delicada pluma. Al verla, lo evidente le erizó los bellos de los brazos y la espalda al Maestro de Cumbre Qing Jing.

Vivir en una historia sin pies ni cabeza tenía sus "ventajas". La "ventaja", en este caso, implicó a la shiper principal de Montaña Cang Qiong, generadora de sus mayores pesadillas, conocida como Liu Su Mian Hua o Liu MingYan.

Contarle la "verdad" a Liu MingYan (y que se la creyera), fue sencillo. Tragarse su orgullo para pedirle su cooperación, no tanto. Y es que a la autora de Resentimiento en la Montaña Primaveral se le encomendó dar rienda suelta, ¡con un arma mágica!, a su superdotada imaginación, para hilar una trama en la que MoBei-Jun viajara al encuentro de Shang QingHua al mundo real.

Fueron cientos de intentos, cientos de tramas diferentes, cada una llena de frustración ante el inminente fallo, hasta que las expectativas bajaron y, en vez de esperar que MoBei-Jun trajera de vuelta a Shang QingHua o se quedara en el mundo real, se conformaron con doce horas una vez al año. Una semi-brecha que dio a dos "desconocidos" la oportunidad de conocerse.

Fue doloroso ver la obsesiva búsqueda de MoBei-Jun por hallar un modo de ampliar el doloroso consuelo de sus ínfimos encuentros, olvidando el disfrutar del tiempo que, para un demonio celestial es nada, y para un mortal lo es todo.

—Una mancha naranja y café en la punta de una hoja es detalle insignificante a ojo del observador casual —reflexionó Shen QingQiu, bebiendo té en la casa de bambú—. Para la hoja, es un tic tac imparable consumiendo su limitada vida.