Observar a Seraphine desde la mesa de enfrente me brindó una visión diferente de ella. Antes, había sido fácil dejarme llevar por las apariencias y considerarla simplemente como alguien sin mucho atractivo físico o simplemente alguien con un enorme ego. Pero ahora, con una mirada más detallada, notaba cosas que antes me habían pasado desapercibidas.
Sus ojos brillaban con determinación cuando se concentraba en su trabajo. Su expresión reflejaba una mezcla de seriedad y pasión por lo que hacía. Su cabello, que solía parecer desaliñado, ahora tenía un brillo natural que resaltaba su belleza natural, aquel rubio de su cabellera se desplegaba por toda su cabeza. Sus labios rojos carmesí y su delineado en negro con una mezcla de azul en la parte baja del ojo resaltaba aun mas ahora que lo veía.
Justo cuando estaba reflexionando sobre esto, Seraphine levantó la vista y me miró directamente. Por un momento, temí que hubiera percibido mis pensamientos, pero en lugar de eso, me dijo con una voz suave jamás antes escuchada:
—¿Podrías echarle un vistazo a esto que preparé para el trabajo? Me gustaría saber tu opinión.
Al leer lo que había escrito, una sensación extrañamente fea me envolvió.
"En un pequeño pueblo, lejos de las luces de la ciudad, vivía Ana. Una joven de mirada triste y paso lento, que siempre intentaba pasar desapercibida. En su casa, el silencio pesaba más que las palabras, y las sombras se alargaban hasta el amanecer.
Detrás de las puertas cerradas, se escondía el dolor que Ana guardaba en lo más profundo de su ser. Su padre, un hombre de manos duras y voz ruda, convertía la noche en un campo de batalla silencioso. Los golpes resonaban en las paredes, mientras ella se acurrucaba en un rincón, intentando no hacer ruido, intentando no existir.
Cada día, Ana se levantaba con el peso de la angustia sobre sus hombros. Cada mirada, cada gesto, era una amenaza silenciosa. Se sentía atrapada en un mundo donde el amor se confundía con el miedo, donde las lágrimas eran su única compañía."
—Esto...esto es —me quede en silencio. ¿Qué mierda puedo decir ante esto?. Es algo demasiado rudo.—Encuentro que debemos hablar con la maestra y enseñárselo, quizás sea lo que ella este buscando.
Me levante de mi asiento y camine en dirección al maestro. Seguía releyendo todo lo que estaba escrito en esa hoja arrancada del cuaderno de Seraphine. En que mundo esto es comedia.
—¿Señor Vale? que quiere.
—Quería que leyera un fragmento de nuestro trabajo...
—Bien— dijo sacando su cabeza de aquel libro de rebelión— Veamos que tienes— él maestro tomo la hoja que tenia en mis manos y bajo la vista ha aquellas letras que se posaban en esta. Parecía bastante concentrado y para nada aterrado— Va bastante bien, es crudo, y realista, a diferencia de sus compañeros que hacen comedias que es el lado seguro, ustedes tomaron un riesgo y lo están desempañando bastante bien.
—Esta bien...gracias.
Me di la vuelta y cuando mire a mi asiento Seraphine no estaba. Suspire frustrado y camine por mis cosas mientras el timbre del receso sonaba. Cuando llegue a la cafetería donde estaban mis amigos ellos me miraron con curiosidad, quizás podían ver mi cara de frustración o simplemente querían fastidiarme.
—¿Qué traes?—dijo Oscar curioso viendo la hoja en mi mano—¿Es una carta de una enamorada?.
—Es de Seraphine.
—¿Qué?.
—¿Qué?.
—¿Le gustas a Wen?.
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Rompiendo tú Ego. #1
Teen FictionEl radio podcast siempre se daba a las 11am, y siempre estaba preparado para estar ahí, para escuchar su melodiosa voz, pero jamás supe quien era, y eso me carcomía, llevaba enamorado de aquella voz 3 años. Y este último año de secundaria pude saber...