Estaba amaneciendo, sólo se oía el viento a través de las hojas. De entre los arboles apareció una chica descalza, vestía un pantalón gastado y una camiseta.
—Corre—se dijo para sí misma, quería volver por su varita—, no te detengas....continua—se ordenó.
Mira confundida para todos lados, sabe que todavía la persiguen y no puede gritar por ayuda. Se toca la cabeza, otra vez ese dolor punzante que la obliga a detenerse, no sabe que lo causo o como llego allí pero debe alejarse de aquella casa....de aquellas personas.
No puede hacer ningún hechizo sin su varita, además el ministerio no permite que brujas de su edad lo hagan. En ese momento poco le importaba, si sostuviera su varita ya no tendría tanto miedo.
Retoma la marcha, sigue abriéndose camino por entre los arboles hasta que da con, lo que parece, el final del camino. Unas barandillas de metal surcan una pendiente, se aproxima al borde. Debajo se observan unas vías abandonadas, están cubiertas de hierbas y moho. Se distingue un túnel no muy lejos.
—"Será más fácil si sigo las vías"—piensa.
Busca la forma de bajar, a lo lejos ve una especie de escalera rota, intenta descender pero a lo último cae, y se lastima el brazo. Tratando de tranquilizarse se incorpora, mira la sangre que tiene en el brazo, rompe un poco de tela de su pantalón y cubre la herida.
—Tengo que salir de aquí —dice, cuando habla siente un gusto amargo en la boca, algo le habían dado pero no recuerda, está perdiendo la calma, muchas cosas que no recuerda. Intenta enfocarse en el camino y en cómo salir de allí, luego conseguiría respuestas. Va hacia del túnel.
Lleva unas horas caminando, está agotada, demasiado cansada para seguir, terminara congelándose si no consigue ayuda pronto. Su cuerpo no resiste más y cae al suelo.
Se despierta en la habitación de un hospital, escucha dos voces una mujer inglesa y un hombre francés. Él parece explicarle a ella donde y como la encontraron, y aclara:
—Fue atacada, le han dado una poción, todavía no podemos decir exactamente los efectos de la misma, sabemos que le ha provocado desorientación y pérdida de conocimiento, esto termino causando su desmayo. No debe haber ingerido todo, por eso es que pudo escaparse, aunque finalmente la venció.
La mujer solo asentía y realizaba alguna que otra pregunta, sin interrumpirlo demasiado, le agradece la información y le aclara que volverán a estar en contacto. Se oyen paso y luego nada.
—Hola Nina—dice la misma mujer parada viéndola al final de la cama, con voz calmada, no espera respuesta y sigue—creo que has oído más de lo que deberías. Me llamo Adelaida Ponskish, me envía el Ministerio de Magia. ¿Recuerdas lo que sucedió?
Se queda un segundo, intentando recordar.
—Fui a...emm, yo...no—vuelve a sentir ese gusto amargo en la boca—Recuerdo que mi madre me preparo un viaje a París, quería que fuera. Ella nunca me dice nada, me mantiene lejos lo más que puede. Dormía cuando entraron y....—se lleva la mano a la cabeza—...luego es todo muy confuso, me acuerdo corriendo en el bosque.
—Está bien—interrumpe— tranquila, lamentablemente no podemos hacer que recuerdes, lo que te han dado nos impide hacerlo, quizás con el tiempo puedas recuperar algo de tu memoria. Sigues en París, pronto volverás a Inglaterra. Tu madre no responde, nos ha dejado una autorización para mandarte con—revisa unos papeles—Angelic Lovegood y su esposo Mathus Lestrange, ellos se harán responsables de ti, por lo que dice la carta—hace una pausa esperando alguna reacción de Nina, pero solo continua mirándola y prosigue—, ellos viven en Blackpool, se harán cargo de tu cuidado y de que vuelvas a Hogwarts —. La mira pero sigue sin decir nada, asiente con la cabeza—Ok, eso es todo quizás nos volvamos a encontrar...ah! por cierto, aquí está tu varita la hemos podido recuperar—se la alcanza.
—Gracias—dice ella, la saluda inclinando la cabeza y la mujer se marcha.
Tres días después se encuentraba en la puerta de la casa Lestrange Loovegood, de repente se abre la puerta y aparece una chica, como de su edad, que sale corriendo en su dirección. Confundida por la reacción, da un paso hacia atrás, la joven no le da importancia al gesto y termina abrazándola.
—Hola, soy Violet—dice muy alegremente y sin dejar de abrazarla—seremos hermanas, YO te adoptare!!!—esto provoca una sonrisa en Nina, luego la niña que sigue con el abrazo le muerde y dice—puedes decirme Vilu.
Desde ese día dejo su apellido y paso a ser una Lestrange Loovegod.

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Entre dos mundos
FanfictionHace tiempo nuestro mundo era habitado por seres capaces de hacer magia sin un medio material para llevar a cabo sus encantamientos y conjuros. Runas, amuletos, cantos, pergaminos.....eran un adicional para encaminar sus hechizos. Sus poderes no te...