Capitulo 11. Le Caneton Poli

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Todavía estaba muy oscuro, ambos se dirigían hacia la colina en la parte posterior del castillo, con mucha cautela para no llamar la atención. Llevaban ropa muggle. Ella no estaba muy familiarizada con esa forma de vestir así que junto con Naomi y una amiga descendiente de muggles la ayudaron, traía un jean oscuro ajustado, unas botas para caminar hasta las rodillas, el bolso de cuentas de Hermione y un abrigo. Para Lycan fue más fácil, ya que su padre es un muggle, ese tipo de ropa era la que más le gustaba, se puso unos viejos jeans, un buzo verde oscuro con una campera y zapatillas. Caminaron un trayecto cuando a lo lejos comenzaron a divisar la cabaña. En todo el camino se miraban de reojo y de vez en cuando Nina soltaba alguna risita, es que no estaba acostumbrada a verlo sin el uniforme...menos con esa ropa muggle, que por cierto no le quedaba nada mal. Él se sorprendió bastante al verla así, es que las túnicas dejan mucho a la imaginación y aunque ella usaba faldas por el uniforme, ese jean ajustado le resaltaba muy bien las piernas.

Hace tiempo la cabaña sufrió un fuerte ataque del mortifago Thorfinn Rowle, pero ese mismo año fue reparada. Luego de ese incidente no volvió a tener otros percances, salvo que se agregaron dos habitaciones más.

Allí continuaba viviendo Rubeus Hagrid el guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts y profesor actual de Cuidados de Criaturas Mágicas. Su aspecto no ha cambiado mucho, con sus 89 años y siendo mitad-gigante conserva una gran fuerza y resistencia, solo que ahora su larga melena y su barba, denota alguna que otra cana. No se ha casado pero con él vive, desde hace 4 años, Damasén un pequeño de 6 años, también medio-gigante, sus padres fallecieron y Hagrid se hizo cargo desde entonces, pues los conocía. Al principio aquello presentó un problema, aun así Harry junto con Hermione lo ayudaron a que pudiera permanecer con él.

Pasaron por el jardín, junto al huerto de calabazas, las ventanas dejaban pasar luz desde el interior y la chimenea debía estar encendida ya que se veía el humo salir de ella. Se acercaron a la puerta para golpearla cuando escucharon los ladridos. Hagrid los recibió junto con tres grandes cachorros, eran descendientes de Fang. Éste era un perro jabalinero, de gran tamaño, así que los cachorros eran igual de grandes aun a su corta edad.

Los reconoció y les pidió que hicieran poco ruido debido a que Damasén estaba durmiendo en la otra habitación, no quería que se levantara. Con gran dificultad pudieron entrar ya que las mascotas de Hagrid se lo impedían. Le saltaban e intentaban lamer sus caras. Nina ya tenía todo el jean babeado y Lycan que les hizo fiesta a Elope y Wuolf, recibió varias lamidas en el rostro y las orejas.

Nina no daba más de la risa.-Luego deberás bañarte-intenta decir en un susurro, mientras sujetaba a Uggo que era el que tenía cerca de ella pero no pudo evitar la risa.

Dentro se encontraba Harry sentado cerca de la chimenea, sobre ésta se encontraba una enorme caldera de cobre con agua en ella.

-Vengan...junto al fuego-les dice Hagrid, los acompaña y los separa de los perros dejando la puerta abierta para que estos salieran un rato. Se saludan con Harry que se pone de pie enseguida y comenzaron a hablaron un poco. -Siéntense y tomen algo de té-les pide Hagrid, mientras se dirigía hacia la caldera.

-Oh...no podrá ser, lo siento-se disculpa Harry-es momento de seguir, no podemos esperar más-. Se coloca una larga capa de viaje y salen de la cabaña. Harry se despide de Hagrid con un fuerte abrazo.-Gracias por la cena-le dice mientras mantiene el abrazo-, y se coloca enfrente de Nina y Lycan.

-Espero que salga todo bien-Hagrid les desea suerte. Todos asienten con la cabeza.

-Bueno no sé si lo han hecho antes-comienza decir Harry-mi primera vez fue difícil...como todos.

-¿Qué vamos a hacer?-le pregunta nerviosa Nina y se ríe. Lycan se ríe por la pregunta.

Harry sonríe-Vamos a aparecernos, tenemos permiso-. Ambos se miran, no lo habían hecho.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora