Capitulo 25. Desaparece

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Tras atravesar la puerta de madera subieron unas escaleras en caracol. Nina se da cuenta que se encontraba en la casa donde había comenzado todo hace un año. Examinaba cada detalle, sabe que está más próxima a encontrarse con su padre pero también es consciente de que están en la superficie y si lograba liberarse de Finn podría escaparse, como en aquel entonces.

-Soy la libélula...-se lleva la mano derecha hacia la muñeca con la marca. Esto era algo que ya lo sabía, no lo preguntaba solo lo afirmaba en voz alta.

-Si...-dice él detrás suyo.-Eres su forma de regresar ¿Quieres algo de tomar?-habían llegado hasta arriba de las escaleras, se encontraban en la cocina.

-No, gracias-Nina se había quedado pensando en que él permanecía anclado y era evidente que algo se trama en contra de Bastián pero aun así sigue sus órdenes "¿Cómo resolvería esto?"

-Ok...sígueme-salen y pasan a través de un recibidor con una gran escalera de madera, con pequeños detalles que le daban un toque muy elegante.

-¿Cómo supieron que yo podría hacer que regresara?

-Por tu madre, acompáñame arriba-señala las escaleras.-Ella tuvo una visión sobre una libélula que comunicaría estos dos mundos. Su grupo quería traerlo a toda costa, al pasar el tiempo y no encontrarla, intentaron hacerlo ellos mismo.

-Hasta que se dieron cuenta que era su propia hija...

-Irónico ¿No?

-Has estado en mi casa mucho tiempo, cuando ya sabían que era yo ¿Por qué no me has traído antes?

-Porque en ese cambio que le hizo al contrato y estando en otra realidad me deja una libre adaptación. ¿No crees?

Nina no sabía que pretendía solo veía como se le acortaba el tiempo con cada escalón que subía y debía hacer algo.

-Me has dicho que querías que eligiera, ¿Qué tenía que ver Lycan en todo esto?- Habían pasado el descanso de la segunda planta y se quedaron frente a una puerta blanca.

-Porque se paga un precio por traerlo, si lo traes tu alma me sería entregada por romper el contrato y Bastián se quedaría sin la llave que le abriría las puertas entre los dos mundos. Por esto te sello, para que no pueda tocarte...bueno tu alma y encontraron a alguien que pudiera reemplazarte en aquel intercambio-Nina lo miraba sin comprender por qué Lycan.-Aunque suene a cliché, él es tu alma gemela.

Nina siente como se iba sonrojando y a pesar de todo no puede evitar una leve sonrisa con aquella declaración. Era algo tonto que unas simples palabras la pusieran así y más en ese momento pero saber que había algo más profundo que lo uniera a él la reconfortaba y a su vez su pecho se ahogaba de pena-"¿Cómo estará ahora?"-pensaba. Tenía que salir de ahí para verlo una vez más...una vez más.

Entran en una gran habitación, el techo era alto una delicada araña con velas lo iluminaba todo. En las paredes se veían algunos cuadros y se contemplaban en el fondo de la misma dos amplios ventanales desde el piso hasta casi el techo, donde se podía ver el bosque. El piso era de madera, tenía una marca que ocupaba toda la sala de color rojo. Él dibujo era bastante simple cinco círculos uno dentro de otro, espaciados de igual forma, como si fuera la configuración de un sistema solar de cuatro planetas. Las líneas que delimitaban eso cuatro círculos no eran sencillas líneas llenas, se ven que forman parte de una leyenda, con una letra muy elaborada, cada circulo tenía una estatua de piedra en distintas posiciones y lugar (no estaban alineadas). El centro, el quinto círculo era distinto, lo bordeaba una neblina y el interior estaba lleno de un líquido espeso de color negro, como brea.

-¿Qué es esto?-pregunta Nina luego de haber examinado la habitación.

-Me gusta la ironía de algunas cosas-sonríe al decirlo.-Te conté que al no encontrar a la libélula decidieron traerlo ellos mismos y se les ocurrió...esto-extiende los brazos.-Meterse con fuerzas que no se conoce no es bueno, de donde vengo la magia siempre conlleva un precio. Ese líquido permite a Bastián estar en este mundo por poco tiempo pero...-no puede evitar algunas carcajadas secas-...pero les quita la vida a ellos-se pone serio y señala a las estatuas-, sobre el mismo sello que me retiene a mí-sonríe.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora