Capítulo siete

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La tarde pasada había sido magnífica, por fin, después de más de un mes de ser novios, Marinette y Chat Noir se habían besado por primera vez

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La tarde pasada había sido magnífica, por fin, después de más de un mes de ser novios, Marinette y Chat Noir se habían besado por primera vez. El rubio no podía estar más contento. Amaba a esa chica y ella lo amaba a él. Los sentimientos eran correspondidos y eso se sentía bastante bien, era algo hermoso. Estaba seguro de que nada ni nadie le podría arrebatar esa felicidad. 

Adrien se salió de bañar y se vistió rápido debido a que tenía una sesión de fotos en el parque, después, bajó corriendo las escaleras para salir de su mansión y subirse al carro, pero antes, se despidió de Nathalie, quien se quedó confundida al ver tan sonriente al joven, pues él no actuaba así por lo regular, menos antes de una sesión fotográfica. Aun así, se alegró por él y lo dejó pasar.

Por otro lado, estaba Marinette corriendo desde su casa al parque. Tenía mucha suerte de que no estuvieran lejos ambos lugares, porque sí, ya iba tarde a su reunión con Alya y no quería ser estrangulada por ella. 

— ¡Alya! Ya estoy aquí. Perdón. —se disculpó la azabache, recargándose en un árbol para recuperar el aire. 

—Ya era hora. Pensé que me cancelarías para no contarme eso.

—Claro que no Alya, eres mi mejor amiga y mereces una explicación —aclaró—. Además, si no venía tú misma habrías ido a mi casa a sacarme toda la información posible.

—Eso es muy cierto. Me conoces muy bien Marinette.

Las mejores amigas se rieron y buscaron una banca en el parque que se encontrara debajo de la sombra de un árbol, ya que hacía mucho calor, asimismo, un señor pasó vendiendo helados y se compraron uno grande para ambas. Ahora sí, ya estaban más cómodas, pero la de ojos azules le pidió unos momentos a su amiga para animarse a hablar. 

Regresando con Adrien, afortunadamente le dieron algo de tiempo libre para que fuera al baño o tomara agua. Se quiso recostar en una manta que tenía sobre el pasto y cerró sus ojos para descansar hasta que lo llamaran de nuevo a trabajar, no obstante, escuchó una vocecita a lado suyo. 

—Adrien, ¿que no esa es tu princesa?, como tú le llamas —salió Plagg de su escondite para indicarle a su portador que se amada estaba cerca—. ¿Por qué no aprovechas y vas a saludarla?

—Es cierto, ahí está Marinette con Alya —dijo después de haberse sentado—. ¿Sabes? Tiene ventajas que mi yo civil conozca a mi novia, digo, a la novia de Chat Noir, porque así puedo acercarme a ella cuando quiera.

—Aunque afortunadamente te limitas y no eres tan cursi. —se burló el kwami.

—Ja, ja... Calla Plagg.

El modelo le ordenó a la criatura negra que se metiera dentro de su chaqueta para poder acercarse a las chicas y conversar con ellas en lo que lo llamaban de regreso a modelar, sin embargo, se le vino a la mente que quizá podrían estar hablando del noviazgo de la diseñadora con el superhéroe y por ende, su parte curiosa quiso escuchar, así que se ocultó detrás del árbol más cercano. 

Intentémoslo [Marichat].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora