Capítulo diez

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Después de haber llegado, el modelo le ofreció asiento a la moteada, quien caminó torpemente hacia al sofá para sentarse; una vez se sentó, inhaló y exhaló aire tratando de calmarse, por lo cual hubo algo de silencio, pero cuando finalmente iba a ...

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Después de haber llegado, el modelo le ofreció asiento a la moteada, quien caminó torpemente hacia al sofá para sentarse; una vez se sentó, inhaló y exhaló aire tratando de calmarse, por lo cual hubo algo de silencio, pero cuando finalmente iba a hablar, fue interrumpida.

—Por favor ya dime qué es lo que quieres de mí.

—Yo quiero —comenzó a hablar Marinette, sujetando las manos del chico—... Yo quiero explicarte todo y que arreglemos lo nuestro.

— ¿Arreglar lo nuestro? —preguntó con una risa cínica el chico, soltándose del agarre de ella— Pero si todo fue una farsa, ¿no? Te recuerdo que tú me mentiste.

—Lo sé, pero...

—Mira, si es para eso, no quiero escuchar más mentiras, así que te pido que por favor te retires. 

—Adrien, déjame explicarte todo por lo que más quieras. Prometo ser completamente sincera, en serio que sí.

—Es que ya no sé si debo o no confiar en ti.

—Entonces solo escúchame. Ya después sacarás tus conclusiones, pero escucha lo que tengo por decir. 

Adrien tapó su rostro y después pasó una de sus manos por su rubio cabello, quitándoselo de la cara. Suspiró y asintió, dándole oportunidad de hablar a la chica, quien se destransformó.

—Es verdad que aquella noche en la que te confesé mis sentimientos te mentí, pero no porque quisiera hacerte daño, sino porque fue lo primero que se me ocurrió decir al pensar que tú estabas por descubrir que yo era Ladybug.

— ¿Y con tal de ocultar tu bendita identidad preferiste mentirme a mí?

— ¡Te iba a decir la verdad! Es sólo que te vi tan decidido a intentar algo conmigo y no quise romperte el corazón como muchas veces atrás ya había hecho como Ladybug, así que supuse que lo mejor sería darte una oportunidad como Marinette.

— ¿Y se supone que eso debe hacerme sentir mejor? Además, sé que siempre has sido estricta con lo de las identidades, pero pudiste habérmelo dicho. ¡De verdad no sabes cuántas veces me sentí confundido y dividido entre el amor que sentía por dos supuestas personas!

— ¡Fue cuando terminaste conmigo que yo quería confesarte mi identidad! Había preparado de todo para que mi revelación fuera especial y bonita para ti, pero ese día llegaste más que molesto y echaste todo por la borda sin siquiera dejarme explicar nada. 

—Aun así, ¿dónde estaba el amor? ¿Acaso nunca sentiste eso por mí? 

— ¡Ay, Adrien, pero claro que sí! —exclamó la azabache abrazándolo— Me enamoraste, y demasiado. Cuando te dije que te amaba, era más que en serio.

 —Pero hay algo que todavía no entiendo: Como Ladybug nunca me diste oportunidad porque decías que te gustaba alguien más, ¿qué hay de ese alguien?

Intentémoslo [Marichat].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora