Un año después de la tragedia; final del verano.
- ¡A LA MIERDA TODO THOMAS! -
Los gritos se escuchan dentro de una de las cabañas del gran campamento militar, el otoño está empezando a hacer presencia, las hojas caen y los vientos fríos comienzan a ser visibles en la tierra suiza, ahora ya consumida por la catástrofe ocurrida hace un año. La extinción de la humanidad parece estar más cerca que una pronta recuperación.
Dentro de esta cabaña de madera se encuentran Thomas y Roseanne, ambos vestidos en prendas militares, Thomas cargando un fusil de asalto en uno de sus hombros, mientras que Roseanne no carga ningún arma en su cuerpo. Una ventana deja ver el glorioso atardecer otoñal, un poco cubierta por el polvo y empañada, pero aún se logra percibir de manera clara al sol ocultarse lentamente al paso de los minutos.
- ¡NO TE ATREVAS A CONTESTARME DE ESA MANERA ROSEANNE! – Responde Thomas con su voz grave y exigente característica de un líder militar. A Roseanne no le gustaba llamar a Thomas "tío", ya que su relación familiar nunca había sido tan cálida desde que ella era una niña.
- ¡No tienes ningún derecho en decirme como debo hablarte mierda! – Contesta con frustración golpeando con fuerza la mesa de madera que los separa dentro de la habitación. El golpe es tan fuerte, que hace a Thomas apartarse de la mesa, sin embargo, no pierde la postura de líder. – Tú no eres...
- No te atrevas a terminar esa frase Roseanne – Dirige su mirada hacia la ventana que tiene del lado derecho, una de sus manos la coloca suavemente sobre la mesa y la otra mano la posa sobre su cintura. El porte de un militar mientras busca tranquilizarse con el atardecer del final del verano. Busca también, las palabras correctas sin dejar salir aquellos secretos que lo atormentan a mitad de la noche, como un huracán en verano buscando acabar con todo lo que tiene a su alrededor. – Yo sé que no soy Laurent...
- Tampoco te atrevas a darme un sermón sobre lo que es mi padre ¿sí? – Interrumpe Roseanne, se apoya contra la mesa y no le quita de encima la mirada de rabia – Tengo una maldita misión, así que necesito que esta estúpida pelea termine y me contestes ahora –
- Sabes que no existe algo que nos garantice que hayan sobrevivido... o que al menos sigan vivos – Dice con calma, tratando de hacerla entrar en razón - Ha pasado un año Roseanne, hemos tratado de asegurar la zona... - Roseanne interrumpe con un nuevo golpe en la mesa, sus puños rojos y rasgados por aquel par de golpes son visibles en su piel.
- Existe una posibilidad de que sigan con vida – Dice con la misma calma de Thomas, pero la rabia y el enojo persiste en ella, y no teme en demostrarlo, no parece ser débil ante él – Y no me voy a sentir bien hasta encontrarlos, aunque sea infectados de esa maldita cosa – Esta vez, Thomas golpea la mesa con fuerza y logra romperla. Roseanne se aleja y observa aquel pedazo de madera viejo partido, descansando en el suelo frío de aquella cabaña vieja.
- No voy a permitir que te pongas en riesgo, o a alguno de mis soldados Roseanne – Dice tratando de ser la última palabra, Roseanne no lo permite.
- Entonces no me estás dando otra opción, Thomas. Así intentes atarme, o encerrarme como prisionera, con un ejército de soldados fuera de mi cabaña apuntándome con sus francos y escopetas; tu mejor que nadie sabes que... encontraré la forma de largarme de aquí. – Una lágrima silenciosa se escapa de su ojo derecho, fría y transparente como un cristal. – No me importa cargarme de uno a uno a tus esclavos sobrevivientes –
El silencio se apodera un momento de la habitación. Thomas mira a Roseanne a los ojos, él sabe que esa mujer, a su corta edad, a sus 18 años, ha estado en grave dolor desde el comienzo no sólo de la tragedia, sino desde infante. Él se siente culpable de no haber cuidado de ella desde un principio. Thomas puede llegar a ser el líder, el más exigente y mierda que existe, duro como cualquier piedra entrenada en uno de los mejores ejércitos militares de este mundo pronto a quedarse sin depredadores. Pero, cuando se trata de Roseanne, todo cambia y es... diferente.
Roseanne recobra fuerzas y continúa.
- Yo sé que... en esa frontera, cubierta de infectados... ellos están... vivos – Una nueva lágrima se escapa de su ojo derecho, sus ojos marrones se convierten en fuego ardiente lentamente. – Tu mejor que nadie... sabes que existe... aunque sea... una mínima posibilidad... de que estén... vivos – Se aleja y dirige su mirada al suelo – Tal vez mañana tú y tus científicos encuentren una cura y puedan salvarlos –
Otro silencio de apodera de la habitación. Thomas se queda parado, observando y buscando esperanza en ese atardecer de verano. Roseanne cubre su debilidad dándole la espalda, no permitiéndole a Thomas ver su rostro, ahora cubierto por lágrimas. La mira por un momento y nuevamente dirige su mirada hacia el atardecer.
- No... - respira profundo – No permitiré que vayas sola, arriesgando tu vida como si a nadie le importara tu existencia – Roseanne intenta interrumpir, pero Thomas la detiene – Yo iré contigo – Roseanne se queda en silencio – Es eso o yo mismo te ato y te vigilo para que no salgas de aquí.
Roseanne dirige su mirada al suelo por un momento, alza la cabeza poniendo amabas manos sobre su cintura, ve hacia el techo con sus ojos ardiendo en rojo y sus mejillas cubiertas de cristales de agua. Mira a Thomas y:
- Está bien – Son las únicas palabras que pudieron salir de su boca.
Thomas camina hacia la puerta, dando a entender que la conversación ha terminado. Abre la puerta, pero antes de salir de aquella cabaña vieja, voltea a ver a Roseanne a pesar de que ella le esté dando la espalda.
- Mañana a primera hora trazaremos la ruta y nos iremos – Dice al viento. – Le avisaré al escuadrón que nos prepare munición y alimento... y también a nuestros caballos – suspira - Deberías comer y descansar una rato, mañana no puedes estar con bajas energías. – Sale de la cabaña, cierra la puerta y deja a Roseanne sola en aquel cuarto de madera vieja.
Roseanne se recarga en la pared más cercana, se desliza hacia el suelo frío de madera, nuevas gotas de cristal salen de sus ojos. El llanto de dolor con sabor a soledad, sus miedos más grandes se apoderan de su mente y su cuerpo. ¿Cómo es que puede sobrevivir ante aquellos demonios?
De uno de sus bolsillos saca un fotografía de ella y Lisa; el paisaje de una ciudad con el mismo atardecer de final del verano en el fondo. "Tailandia lucía hermoso desde aquel gran edificio al que me llevaste a cenar". El llanto ahogado, los recuerdos de aquel momento y del amor que siente por ella. Una noche mágica, "sólo quiero volverte a ver", esa frase se apodera de Roseanne.
- Te voy a encontrar... te traeré con vida...así tenga que arriesgar la vida... por tenerte a mi lado de nuevo...
¿Por qué la habitación se puso en blanco de repente? ¿Dónde está mi padre? ¿Por qué estoy aquí?
The Way I Am – Eminem
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Notre Jour Viendra.
Science FictionNuestro día llegará... Nuestro día llegará... Nuestro día llegará... Nuestro día llegará... Nuestro día llegará... Nuestro día llegará... Nuestro dí... (lights off)