Rôde - Prelude.

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1.

"El pasado es una confusión fugitiva de recuerdos peligrosos y dolorosos, ¿Por qué iba a querer regresar?"

John Katzenbach - La Historia de un Loco.

Nuestro último verano; 2 años antes.

Diario de Roseanne;

Una amarga tarde de nuestro último día de verano. La luz del sol, fusionado con la ventisca de las olas del mar hacen que su hermoso cabello dorado y castaño vuele y se humedezca coma una cascada a medio bosque, en busca del río para poder servir a la naturaleza como sólo un verdadero amante podría hacerlo.

Ella luce preciosa con los brazos desnudos, las brisas de una marea tranquila y el atardecer de una pronta mañana de otoño. Tailandia es verdaderamente afortunado al ver nacer una joya tan pura como lo eres tú. La combinación del blanco con la gentileza de los azules de tus piernas. No temes en mostrar tu hermosa figura ante el mundo, provocas a más de uno, y te conviertes en la musa no sólo del cielo...

Capturas el bellos momento con tu cámara, las olas del mar refrescan tus pies, tus tobillos y aclaman ser retratados por artista tan pura como tú.

eres la escultura divina que cada artista desea plasmar a sus cuadros y a su música,

la artista perfecta para convertir en versos no sólo de poesía,

esta playa es nuevamente testigo de tu fantasía artística Roseanne, esta playa...

Los versos de Roseanne fueron interrumpidos por su fuente de inspiración, su verdadera musa. Ella lucía mágica parada frente a ella:

- Eh... mira hacia mí – Dice la chica tailandesa con una cámara cubriendo parte de su rostro por capturar la belleza de su acompañante. Roseanne se había perdido en su escritura, no se había dado cuenta que Lalisa había regresado al lugar donde tenían su pequeño refugio sin techo. Era la última tarde de verano y decidieron disfrutarla en las maravillosas playas de Tailandia.

Lalisa seguía apuntando con su cámara, captaba el rostro de Roseanne como si fuese único arte extraordinario del mundo. En la cabeza de Lisa, sólo existía una persona, a pesar de que ella fuese dura y exigente consigo misma, Roseanne era aquel lugar seguro, de estabilidad, de entera felicidad. En los ojos de Lisa, Roseanne era su amada, su musa; el alma que complementaba la suya...

Seguía captando su rostro, esta vez colocándose en cuclillas para conseguir una captura de su perfil. Los cabellos largos y puramente dorados como el oro caían sobre sus brazos y parte de su espalda desnuda. Este brillaba sobre la tela de algodón de su vestido blanco, como entera nieve de un invierno, la Antártida vestía en el cuerpo de Roseanne. El vestido, cubría lo necesario, permitía apreciar la tez y figura de bailarina que parecía haber sido esculpido por los mejores ingenieros y artistas. Un suspiro sale de la boca de Lalisa y por dentro un pensamiento que la inundó en un silencio: "Ella es... perfecta".

El atardecer era divino. La playa tranquila, como si esta fuese de su propiedad. No había muchos turistas después de todo, algunos ya habían regresado a sus países de residencia, otros simplemente se preparaban para sus actividades escolares del siguiente día. Roseanne y Lisa aprovecharon la semana adicional de vacaciones para quedarse en Tailandia, después de dos meses de estadía en la casa de Lisa, ninguna tenía ansias de regresar a la vida artística de Francia. El verano ha sido mágico, pero tristemente está por culminar...

- ¿Algún día me ensañarás lo que escribes en ese diario? – Pregunta Lisa alejando la cámara de su rostro, dejándola colgada en su pecho. La mirada de Lisa es penetrante, podría poner de los pelos de punta a cualquiera. La pureza, su brillo, su color y la esencia que transmite es única, "es una maravilla" – pensó Roseanne.

- ¿Alguna día me enseñarás tu colección de fotos? – Responde Roseanne, el nerviosismo de su mirada hace que nazca una sonrisa de rostro. Lisa se recuesta en aquella manta color verde con rayas azules que las protege de la arena brillante del escenario.

- En realidad... es una sorpresa. – Su mirada se centra en los ojos de Roseanne.

- Sorpresa ¿eh? – Contesta.

- Sí, espérala con ansias, porque esta obra sólo será tuya – Se recuesta bocarriba mientras observa las fotos de su cámara. – Espero tener algún día un poema tuyo solo para mí. – Termina sin esperar alguna respuesta.

El sonido de la olas se apoderó del momento. Ni una sola palabra salió. Era simplemente observar el bello atardecer y sin duda alguna, sentir la compañía mutua. Lisa dejó su cámara a un lado de ella, mientras que Roseanne dejó a lado la pluma y su cuadernillo donde escribía. Ambas chicas se inundaron en sus pensamientos, aquellos podían contener múltiples elementos de esperanza, pero también la melancolía y algunos demonios internos se apoderaron de sus pensamientos. El silencio a veces es el peor enemigo de ambas.

- Lisa, siéntate a lado de mí. – La chica tailandesa se acerca a Roseanne cuidadosamente y se sienta a su lado derecho. Roseanne recarga su cabeza en su hombro y lanza un suspiro. Lisa responde posando su brazo en su cuello y recargando su cabeza junto a la de Roseanne.

Nuevamente el sonido del mar se apodera del momento. Pasan cinco minutos viendo como el sol cada vez se oculta más y los colores anaranjados y rosas del cielo comienzan a tonarse en morados y azules con el brillante naranja del sol.

- No quiero... que... este verano termine – dice Lisa.

- Yo tampoco – Contesta Roseanne dejando salir de su boca un suspiro. – Tal vez... el otro año podríamos hacerlo de nuevo. – Un nuevo silencio hace presencia.

- ¿Qué pasa si...? - Contesta con cierta timidez - ¿no hay otro verano? – Oh no Lisa.

- ¿Por qué piensas de esa manera? – Contesta con otra pregunta Roseanne.

- A veces... temo que en que sea el último momento... el último momento juntas – la presencia de lágrimas en los ojos de Lisa hace a Roseanne retirar su cabeza de su hombro, intenta atrapar a sus ojos con su mirada. De un momento a otro todo se tornó más melancólico. Roseanne trata de limpiar sus lágrimas con sus manos, pero cada vez que logra quitar una, cae nuevamente otra. - ¿Soy patética cierto?

- No... nunca lo eres – Contesta Roseanne, sus ojos rojos al ver a su musa correr lágrimas de su rostro. Trata de ser fuerte, pero una lágrima se escapa de su ojo derecho.

- Perdón... a veces... este tipo de silencios... a tu lado, donde existe tu esencia... me hacen ser yo... - Lisa no es tan dura como muchas veces aparenta hacerlo. Así como se exige y busca su perfección a diario, siempre hay algo que la atormenta y no la deja conciliar el sueño durante las noches. Suspira.

Roseanne posa sus manos en su rostro, atrae su mirada triste hacia sus ojos – Tú eres el lugar donde soy yo misma – dice acercando su rostro cada vez más al suyo. – Nunca te dejaré... - Lisa posa sus labios sobre los de Roseanne interrumpiendo la última frase de Roseanne. Un beso cálido, donde los rayos del sol cerca de encontrar la noche son testigos de aquel momento que ambas ansiaban y deseaban.

El sentimiento, la sensación de los labios suaves de Roseanne posados en los de Lisa calmaron sus más grandes miedos del momento, sus lágrimas cesaron, violines y sonidos de guitarras imaginarias alumbraban la cálida escena de dos seres que se unieron por la naturaleza y la delicadeza del ser humano. Con ese beso, Roseanne le hizo saber que ella es la persona que ama, que es su musa y que es la autora de sus pensamientos.

Lisa, la besó como si fuese la única oportunidad de hacerlo. Como si no existiese un mañana en conjunto. No quería perder por nada del mundo a su amada, a su único deseo, a su única inspiración en el mundo. Le hizo sabes a Roseanne que, si esta es la única oportunidad de amarla, si esta fuese la última despedida...

No hablemos... bésame de una maldita vez.

Last Goodbye – Jeff Buckley.

Notre Jour Viendra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora