Soy solo tuya, amor mío.

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Capítulo 22

—¿Porque lloras mi vida? —pregunta angustiado John al ver a su mujer derramar lágrimas, de sus hermosos ojos marrones.

—Lloro de felicidad— le dice, muestras acaricia su rostro con amor desmedido.

Nunca pensó que, bajo aquella fachada de hombre brusco, malhumorado y hasta insensible con algunos empleados. Un hombre bondadoso.

En donde, en realidad se escondía un hombre maravilloso.

Cariñoso.

Detallista.

Amoroso.

Un ser humano capaz de entregar todo por la persona amada.

—Mi vida— la toma entre sus brazos, y la abrazó con ternura mientras besaba su cien.

—Gracias por esperarme y nunca darte convencido conmigo. Aún te rechace innumerable de veces— dice en un susurro.

—El que tiene que dar gracias soy yo. Por poner mi mundo de cabezas el día que apareciste. Porque antes de tu llegar a mi vida, mi vida era un desastre, estaba vacío. Nada tenía sentido para mí, pero tú cambiaste todo. Te adueñaste de todo mi ser sin pedir permiso. Hasta lograste dominar a este patán— Melody lo miro sonrojada, con los ojos aún más húmedos que antes. Siempre echaba pestes detrás del cuándo la sacaba de sus casillas— Si amor. Desde el primer día en que te conocí, quedé impresionado de ti. Y debo confesar que te hacía trabajar muchas horas extras, sólo para estar a tu lado.

—Tramposo- se queja con una sonrisa.

—Pero, aún así, estás loca de amor por mí o me lo vas a negar —la toma de la cintura seductor y le da un cálido beso en los labios.

—No — dice sin aliento.

—sabes qué! -le dice sin dejar de mirarla —Si Dios me diera la oportunidad de elegir al amor de mi vida y vivir aquél infierno que viví desde el día que te hice mía— ella escondió la cabeza. Se sentía realmente mal por su cobardía, le había hecho mucho daño al hombre que amaba. John se dio cuenta de ello y la pegó más contra su pecho. haciéndola sentir todo lo que ella provocaba en él para a continuación devorar sus labios como un salvaje. Después que la vio derretida en sus brazos, continuo— volvería a vivir gustoso todo lo que he vivido, sólo para tenerte así, como te tengo ahora.

Cuando Mel escuchó aquellas palabras de su esposo no pudo evitar cerrarse en lágrimas.

Ese hombre era tan romántico. Que aún no se creía la suerte que tuvo de ser su esposa.

—No llores amor— le pide limpiando sus lágrimas.

—Aún no puedo creer que un hombre tan maravilloso como tú, me haya elegido a mi como su esposa— dice entre sollozos.

—Pues creerlo— besa sus ojos llenos de lágrimas— porque no quiero a ninguna otra.

Ella sonrió en respuesta a su gesto, lleno de amor

—Bueno esposa mía— la mira de arriba a abajo— creo que es hora de que empecemos nuestra luna de miel como debe ser— propuso seductor.

—¿Y qué propone? — responde también coqueta la castaña.

—Hacer el amor hasta que no o podamos más—concluyó, picándole un ojo.

Esta sonrió con picardía.

No cabe duda que estaba muy enamorada de aquel hombre.

John fue hacia la limusina que aún estaba ahí y tomo del interior del vehículo una venda roja, luego despachó al conductor y volvió hasta donde se encontraba su esposa esperando.

Mi Jefe Es Un PatánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora