Oscuridad

2.1K 183 99
                                    

—¿Y?

Kikyō sorbió los fideos de la sopa instantánea y se tomó su tiempo para degustarlos. Kagome acercó el rostro, ansiosa.

—¿Te gusta?

La Miko dejó el recipiente de plástico sobre la mesa baja donde se encontraban comiendo y la miró con indiferencia.

—No está mal.

—¡Sí! —Kagome alzó los brazos, triunfante— ¡La sopa instantánea sigue rompiendo corazones!

Kikyō detalló el recipiente.

—¿Sigue?

—Ah... —Comentarle que Inuyasha era fanático de la sopa podía convertirse en una simple conversación o, en su defecto, en un suicidio. La última opción sonaba más realista—. Bueno...

—A Inuyasha le gusta, ¿no?

Atrapada.

Kagome asintió, sonrojándose. Odiaba que supiera las palabras que tenía atascadas en la garganta. ¿En qué momento esa mujer llegó a conocerla tanto? Mejor dicho, ¿cuándo bajó la guardia como para que lo hiciera?

Kikyō hizo una mueca inmersa de rechazo.

—La próxima vez dame algo que él no haya probado.

—¿H-Huh?

—Algo único —resaltó—. Solo pensado para mí.

Kagome sintió escalofríos debido a esos penetrantes ojos que acompañaban su pedido. ¿Algo solo para ella?

¿Me está pidiendo que piense exclusivamente en ella?

—Entonces... ¿Qué te gusta comer? Para tener una idea.

Kikyō dejó los palillos encima del recipiente y pensó un momento la respuesta.

—Arroz.

—¿Con qué?

—Con lo que sea.

¿Una fanática del arroz?

—Aunque no es que necesite comerlo. No me aportará nada.

Kagome juntó más las rodillas sobre el tatami, incómoda con la información. Sabía que sólo se alimentaba de almas y que lo único que hacía al probar la comida de su época era cumplirle el capricho.

—Si hablamos de aportar, solo comidas específicas aportan proteínas. Creo que ahora estamos hablando más de disfrutar la comida. Ya sabes, algunas dan placer. —comentó Kagome.

Kikyō descansó el mentón en la mano, apoyando el codo en la mesa. El término "placer" llamó su atención.

—¿Placer?, ¿qué tipo de placer?

Cierto. Habían distintos tipos, pero Kagome no estaba refiriéndose a ese placer específico que Kikyō parecía tener en mente. Su voz sonó insinuante al preguntar. ¿Una mal pensada, la sacerdotisa? Quién lo diría. La conversación se estaba desviando a otro lado, a uno que Kagome seguramente no podría sostener. No era como si supiera mucho acerca del "placer". Solo tenía quince años y ni siquiera había besado a alguien. Sin embargo, debía admitir que gracias a la información continua de su época conocía lo básico respecto a las actividades placenteras que para nada iba a mencionar porque nada tenía que ver con aquella charla.

—Disfrutar los sabores. Ese placer. —respondió con los ojos plantados en el tatami. Kikyō dibujó una cómplice sonrisita.

—¿Quieres darme placer haciéndome probar tus comidas?

Almas [Kagkik]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora