M I S O F O B I A [Todos x Perú ]

0.6

-¿Che Perú?- Argentina entró por la puerta de su casa, llamando por su hermano al sentir un rico aroma inundando la casa.

China y Brasil, compañeros y amigos del argentino, esperaron pacientemente afuera de la casa algún indicio de que eran invitados a entrar al lugar, pero no pudieron evitar suspirar al oler aquel aroma que inundaba la casa del sudamericano y escapaba por la puerta abierta, entrando directamente por sus narices.

-Pasen wachos, ni que fueran me fueran a robar che- Argentina se habló, invitandoles a pasar de esa extraña manera; mientras secretamente escondía unas cuantas cosas de valor, confiaba en su "rancho" pero uno nunca sabe cuándo o quién puede ratearte -Mi hermano Perú debe de estar terminando el almuerzo- comento al final.

Eso despertó la curiosidad en ambos, sabían del peruano principalmente por las historias del argentino, aquellas que retrataban de una linda manera a su pequeño hermano. Estaban un poco ansiosos por conocerlo.

Argentina les ordenó con algunas jergas características suyas de por medio, que se sentarán en los sillones de la sala y se pusieran cómodos, mientras el traía sus platos de comida.

Ambos países no pudieron evitar seguir al americano con la mirada, viéndolo desaparecer por la puerta de la cocina, suspiraron algo frustrados al no ver a ese país de interés. Pero aún así, daban pequeñas miradas a la puerta, esperando por alguien.

Fue una gran decepción ver a su amigo salir por la puerta con sus platos de comida, aunque no del todo, pudieron observar una pequeña silueta en la cocina, pero fué tan rápido, tan efímero que ni siquiera tuvieron tiempo de grabarlo en sus memorias.

Les mataba la curiosidad por conocer a esa país.

...

-¡No jodas!- Argentina exclamó, en medio del desorden en la sala, con los pedazos de cartulina y los plumones escarchados y fosforescentes tirados por doquier -¡Encontré el plumón negro!- exclamó con alegría.

China, quien estaba buscando aquel bendito plumón por toda la sala suspiró aliviado.

-Aun no sé porqué estamos haciendo el cartel, si tenemos las diapositivas- Brasil sacó sus dudas, compartiéndolas y buscando una explicación razonable a estas. Argentina lo miro extrañado ¿No era obvio?

-Pues para la presentación del grupo- China asintió de acuerdo con su compañero, su equipo merecía una "presentación mamalona".

Brasil suspiró, intentando buscar calma, realmente no volvería a hacer grupo con esos dos, aunque China trabajaba una gran parte y Argentina proporcionaba la información y hacia la presentación. Él no hacía casi nada, bueno, a parte de aguantar sus burradas, eso era suficiente, era su pequeño granito de arena ser la voz de razón.

-¿Argentina?- una voz apagada se escuchó por la desordenada sala. Los tres rápidamente voltearon sus cabezas.

Aquellos visitantes miraron boquiabiertos a ese ser que acababa de entrar a la sala. Ah caray.

Perú, quien acababa de terminar de hacer sus últimos quehaceres, salió con tranquilidad por la cocina hacía su cuarto; no estaba tan asustado de pasar por la sala, dónde estaba Argentina y sus amigos, hasta que estos tres voltearon sus cabezas como si de muñecas malditas se tratarán ante su llamado.

Argentina sonrió ante su hermano y observo sus hermosos ojos dorados achicarse, supo que estaba sonriendo bajo el barbijo. Pero, preocupado por su condición este se acercó a él, cubriéndolo con su anatomía de los ojos curiosos y maravillados de sus dos compadres.

-Deje algo de pionono y leche volteada por si querian- Perú dijo esto a los tres y se fue, después de saludarlos de lejos.

China y Brasil estaban emocionados por este suceso, ya de por sí, era difícil ver a ese desconocido hermano de los sudamericanos; y que este los saludara, aunque no por sus nombres, era algo conmovedor.

Perú era un ser completamente misterioso para los demás países ajenos a su círculo familiar, ni siquiera sabrían de su existencia si no fuera por las alabanzas que cantaban sus hermanos de él. Obviamente estában sorprendidos al verlo, y reconocerlo por la pequeña descripción física que alguna vez dió Argentina hace mucho tiempo atrás pero que aún permanecía en su cabeza. Era más lindo de lo que imaginaron, aunque estubo usando un cubrebocas toda su pequeña interacción, traía consigo una sensación de tranquilidad y amabilidad difíciles de ignorar y que daban cierto encantó a ese rostro casi tapado, sin olvidar sus ojos que los dejaron asombrados.

Ambos secretamente amaron esa imágen del peruano achinando los ojos, en claro signo de felicidad y cuando se presentó la ocasión, no dudaron de hablar con él, aunque fueran palabras de despedida hacia ese pequeño país. Sonrieron alegres siguiéndolo con su mirada hasta que ya no pudieron verlo.

Aunque se quedaron estáticos al ver a su amigo de casi toda la vida, mirándolos fríamente después de que su hermano se retirará.

-Ni lo piensen, es mi pequeño hermano-

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Cómo ya comenté, la misofobia al igual que cualquier fobia puede ser superada, con esfuerzo y paciencia, además del amor entregado por familiares y su incondicional apoyo.