Capítulo 4

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Diamante sintió como si hubiera recibido un balde de agua fría. La manilla de la puerta giraba mientras Zafiro, desde el otro lado, clamaba por su esposa. La tensión en el aire era palpable, y los nervios comenzaron a surgir en el príncipe. Aunque Serenity se mostraba tranquila, sabía que enfrentar la situación no era una opción. Todo lo que había pasado era una locura, una traición que la consumía.

Serenity, al ver la duda en los ojos de Diamante, sintió que su pequeño mundo se desmoronaba. No deseaba dejarlo ir, especialmente después de lo que habían compartido momentos antes. Su corazón se oprimía mientras lo miraba, sus ojos llenos de tristeza mientras él tomaba sus ropas y se dirigía al balcón.

—"Ya veo, esto no ha significado nada para ti, ¿no es así, príncipe Diamante?" —exclamó la reina en un susurro, su voz temblando de dolor.
Diamante se detuvo, el peso de sus palabras resonando en su mente.

—"Esto debe acabar, Serenity. No debió suceder" —respondió, tratando de contener sus impulsos. Era difícil negar lo que realmente deseaba, pero sabía que no podía destruir el matrimonio de su hermano menor.

Las lágrimas comenzaron a brotar de los profundos ojos púrpuras de Serenity, y su corazón se oprimió aún más. Sin embargo, su angustia se calmó momentáneamente cuando sintió unos cálidos brazos apretándola por la espalda. La fuerza de su abrazo la sorprendió, y sus ojos se abrieron de par en par.

—"Puedes irte, mi adorado príncipe, pero apostaría todo lo que tengo a que volverás a mí tarde o temprano. Esos besos, esas caricias que me diste son mi mayor prueba. Puede que estés confundido, ya que estamos jugando con fuego, pero yo te estaré esperando. Mi puerta siempre estará abierta" —declaró con firmeza, su voz resonando en la habitación.

Después de esas bellas palabras, Diamante se volteó y la miró directamente a los ojos. Ella, iluminada por la luz de la luna, parecía más hermosa que nunca, con una mezcla de fragilidad y provocación que lo atrapó. Sin poder resistirlo, se acercó y la besó con pasión, sintiendo cómo la atracción prohibida ardía dentro de él.
Pero, de repente, la voz exaltada de Zafiro resonó a través de la puerta, rompiendo el mágico momento.

—"¡SERENITY! ¡SERENITY! ¡ABRE LA MALDITA PUERTA!"

La urgencia en su tono hizo que los amantes se separaran, comprendiendo que debían decirse adiós, al menos por ahora.

—"Ve... Piensa en mí. Te prometo que en mis pensamientos solo estarás tú, mi diosa. No existe ni existirá mujer que despierte la pasión que tú has encendido en mí, mi amada Serenity" —le susurró Diamante al oído antes de saltar por el balcón, su corazón dividido entre el deber y el deseo.
Serenity, fascinada y perdida, quedó con el corazón en la mano, sintiendo que todo era tan increíble que ni se dio cuenta de que su marido había ingresado a la habitación, hecho una bestia por los celos.

—"¡ERES UNA CUALQUIERA!" —gritó Zafiro, tomando con fuerza sus cabellos, su rostro lleno de rabia.

—"¡POR POCO Y TE ACUESTAS CON EL DESGRACIADO! ¡TE DIJE QUE LO SEDUCIERAS, NO QUE TE ACOSTARAS CON ÉL!"

La furia de Zafiro llenó la habitación, y Serenity sintió que el aire se volvía denso. La traición y el dolor la envolvían, mientras su esposo la miraba con desdén.

—"No es lo que piensas, Zafiro. No quise que esto sucediera" —intentó explicar, su voz temblando.

—"¡Cállate!" —respondió él, su tono cortante—. "No quiero escuchar tus mentiras. ¡Has deshonrado nuestra unión, te maldigo!"

La tensión entre ellos era palpable, y Serenity sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Sabía que debía luchar por su amor, pero las palabras de Zafiro la golpeaban como un martillo. La lucha interna entre el amor y el deber la dejaba atrapada en un torbellino emocional, mientras el eco de su corazón roto resonaba en su mente

"Pasiones Prohibidas: Rivalidad entre Hermanos"  Serena X Diamante 💍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora