Zafiro permanecía en su habitación, atrapado entre la preocupación y la ira. La luna brillaba intensamente en el cielo, pero su luz no lograba disipar la oscuridad que lo envolvía. Cuando finalmente vio a Serenity y a Diamante acercarse al palacio, su corazón se detuvo por un instante.
Serenity estaba empapada, su piel relucía bajo la luz de la luna, mientras Diamante la sostenía con firmeza por la cintura. La imagen lo llenó de una rabia incontrolable, una mezcla de celos y desasosiego que burbujeaba en su interior.
"Maldita", pensó, mientras la puerta se abría lentamente y ella entraba en la habitación
—¡Serenity! —gritó Zafiro, su voz resonando como un trueno en las paredes—. ¡¿Por qué estás desnuda?! ¿Qué demonios hacías con Diamante?
Serenity se detuvo en seco al cerrar la puerta, el pánico reflejado en sus ojos. Zafiro la observaba con una mirada que ardía de celos, como un demonio a punto de estallar.
—Zafiro, yo... —comenzó a explicar, pero él no le dio oportunidad.
—¡No me mientas! —rugió, acercándose a ella con pasos firmes—. ¡Te vieron con él en el bosque! Te estabas revolcando con el verdad maldita
Las palabras de Zafiro cayeron como un rayo sobre Serenity. Su rostro se tornó pálido mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
—Zafiro, no es lo que piensas —dijo con voz temblorosa—. Diamante solo me estaba ayudando, el me fue a buscar. Yo me sentía muy triste..
Zafiro sintió cómo la ira lo consumía, cada palabra de Serenity solo avivaba el fuego en su pecho.
—¿Ayudándote me quieres ver la cara de estúpido? —dijo Zafiro, su voz un susurro helado—. Dime por qué demonios escapaste del castillo. Sé la respuesta: te morías de celos al ver al imbécil de Diamante besándose con Esmeralda. ¡Eres una puta traidora!
Las palabras cortaron el aire como cuchillos, y Serenity sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La traición y el dolor se reflejaban en los ojos de Zafiro, mientras ella buscaba una forma de defenderse ante la tormenta que había desatado.
Sin poder contenerse más, Zafiro levantó la mano y le dio una bofetada que resonó en toda la habitación. El sonido fue seguido por un silencio ensordecedor mientras Serenity se quedó atónita, tocándose la mejilla adolorida.
—¡Aprenderas la lección! —gritó Zafiro, su voz llena de rabia—. ¡No puedo creer que hayas hecho esto! ¡Me has decepcionado profundamente! Has faltado por última vez nuestro matrimonio.
Serenity sintió cómo el miedo se apoderaba de ella. Las lágrimas caían libremente por su rostro mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para defenderse.
—Zafiro... por favor... —suplicó ella—. No quise hacerte daño. Solo estaba confundida.
Pero Zafiro no podía escucharla; estaba cegado por los celos y la ira desbordante.
—¡Silencio puta traidora! —gritó nuevamente, avanzando hacia ella con furia desatada—. ¡Me has hecho sentir como un idiota pero me las pagarás muy caro!
Sin darle tiempo para reaccionar, Zafiro comenzó a golpearla con fuerza, cada golpe resonando como un eco de su dolor y traición. Serenity intentó protegerse, pero no había forma de escapar del torrente de rabia que había desatado.
—¡Dime que no lo hiciste! —rugió mientras sus puños impactaban contra su cuerpo—. ¡Dime que no te entregaste a ell!
Serenity apenas podía respirar entre los golpes; el dolor físico era abrumador y las lágrimas caían sin parar.
—¡No! ¡Te juro que no pasó nada! —gritó entre sollozos, pero sus palabras solo parecían avivar aún más la furia de Zafiro.
La habitación se llenó de ecos desgarradores mientras él continuaba golpeándola, cada puñetazo alimentando su obsesión y celos desenfrenados.
Finalmente, exhausto y temblando por la mezcla de ira y dolor, Zafiro se detuvo. Se quedó mirando a Serenity, que yacía en el suelo, herida y temblorosa. La imagen de su esposa vulnerable lo atravesó como un rayo; aunque estaba lleno de furia, también había una parte de él que se sentía culpable por amarla al punto de enloquecer.
—Espero que no me hayas mentido—dijo con voz baja pero cargada de veneno—. Por qué los mataré a ambos si me entero que me has traicionado.
Serenity lo miró desde el suelo, sus ojos llenos de dolor y desesperación.
—Te juro que no hice nada... —susurró ella entre lágrimas—. No le hagas daño
Zafiro respiró hondo, tratando de calmarse mientras sentía cómo el remordimiento comenzaba a mezclarse con su ira nuevamente.
—Suplica si quieres, pero jamás te dejaré estar con él... —dijo finalmente Zafiro, su voz más baja pero impregnada de desdén—. No pienses que podrás escapar de mí tan fácilmente.
Las palabras resonaron en la habitación, llenas de una amenaza velada. Serenity sintió un escalofrío recorrer su espalda. La determinación en la mirada de Zafiro era inquebrantable, y sabía que no estaba dispuesto a dejarla ir sin luchar.
Con esas palabras desgarradoras, Zafiro salió de la habitación dejando a Serenity sola con sus pensamientos y lágrimas. El eco de sus golpes resonaba en su mente mientras se preguntaba si alguna vez podría recuperar la confianza de su esposo o si las heridas infligidas eran demasiado profundas para sanar.
Mientras Zafiro caminaba por los pasillos del palacio sintiendo cómo el vacío se apoderaba de él, sabía que había cruzado una línea peligrosa. Sus palabras llenas de odio y despecho resonaban en su mente como ecos interminables: “Eres una puta traidora”. Sabía que tenía mucho que procesar; si alguna vez podría perdonar a Serenity o si las semillas de desconfianza habían echado raíces demasiado profundas para ser arrancadas.
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"Pasiones Prohibidas: Rivalidad entre Hermanos" Serena X Diamante 💍
FanfictieElla era una mujer prohibida, no porque su libertad estuviera en entredicho, sino porque era la esposa de mi hermano. La locura de enamorarme de ella se cernía sobre mí como una sombra, una tentación que desafiaba las normas de la lealtad y el honor...